Capítulo VII

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Abro mis ojos y la decepción de volver a la realidad me da los buenos días. Tengo algo de frío, aunque afuera debe estar bastante soleado. Joseph tiene el aire acondicionado del cuarto del hospital bastante helado. Él está dormido en un sillón al otro lado del cuarto, aunque se ve incómodo, se le ve una tranquilidad digna de un bebé durmiendo. Me siento mal al saber que ese sentimiento se acabará una vez que mi hermano despierte.

Los sucesos recientes aún me desconciertan. Quiero mantenerme tranquila, pero en este punto ya asumí el fin del mundo, por más que lo intento, no puedo relajarme. Además, el gato se quedó solo en mi cuarto, no lo quiero imaginar llorando por comida, me parte el corazón.

Un doctor entra en la habitación. Dice que vino a hacer una última revisión antes de dejarme ir. Esto despierta a Joseph; se puede ver cómo en cuestión de segundos pierde la serenidad que dormir le daba.

La revisión tarda menos de lo que estimo, así que en cuestión de minutos ya estoy fuera del hospital con Joseph. Estamos en silencio esperando un taxi para volver a casa; hay un silencio incómodo entre los dos. Sé que solo está preocupado por todo lo que pasó, además de seguro me tacha de loca por seguir defendiendo que Enar no es culpable.

Aunque en las noticias no han dado más información sobre el caso de mi novio, las especulaciones aún apuntan a que él es responsable. Y aunque unos cuantos no descartan la posibilidad de una inculpación, nadie sabe explicar el porqué de su desaparición.

Joseph toma mi brazo haciéndome volver a la realidad.

—Vamos. —Señala el asiento del taxi. No me di cuenta en qué momento llegó.

Solo asiento con la cabeza. Me siento atrás, mientras él toma asiento al lado del chofer.

Este último se ve algo nervioso. En cada oportunidad que tiene me mira por el retrovisor, no voy a profundizar en ello, solo voy a asumir que las personas ya saben quién soy debido al "caso Enar".

Mi teléfono vibra mientras soy bombardeada con mensajes de Morgan, aún me debato si debería contarle los detalles mágicos de la situación.

"¿Estás viva?", le respondo diciendo que nos veremos pronto y que tenga cuidado con Amber. Ya decía que sus acciones eran bastante sospechosas. Aunque no sé si lo correcto es dar por hechos los sucesos de mi sueño, me siento como una loca, pero si la magia existe no puedo estarlo, o no tanto.

Cada vez que cierro los ojos veo el rostro de Eira en mi cabeza y un pequeño escalofrío recorre mi cuerpo, claro, es una experiencia que me dejará marcada por siempre, solo espero que no sea por toda la vida, sanaré, tengo fe en ello. Y si no, quizá descubra algún truco mágico que me ayude a hacerlo.

El viaje hasta mi casa en el taxi fue tranquilo, al menos para mí. Sé que no debo temer que Enar aparezca; debo cuidarme de Amber Bree y de la posibilidad de que sea una bruja, lo que, de ser así, significaría que leyó todos mis pensamientos.

Al bajar del taxi, noto la presencia de algunos oficiales de policía resguardando la zona. Creo que mi vecindario tranquilo se sentirá amenazado por un tiempo. ¿Qué es lo que esperan? ¿Que Enar trate de venir por mí y me mate? Claro que sí...

Joseph se queda pagando al chofer mientras yo me apuro a entrar para buscar al gato en mi habitación. Una vez en mi cuarto, el felino está dormido boca arriba en mi cama; a su lado hay un pequeño plato con leche. Cosa que yo no hice. ¿Joseph, quizá? No. Él estuvo conmigo todo el tiempo.

Alguien entró a nuestra casa. Reviso mi cuarto con sumo cuidado, tratando de notar algún detalle que me dé una pista de qué fue lo que ocurrió. Todo se ve en orden, bueno, mi tipo de orden, porque mi habitación es un desastre. Ugh, no encuentro nada.

El Hechizo CircularDonde viven las historias. Descúbrelo ahora