Oh, vamos. Era demasiado sorprendente, ver a Lisa Manoban, una completa fuckgirl, completamente boba y enamorada de Jennie Kim; una chica adorable y tierna que acababa de entrar a su primer semestre en la facultad de diseño.
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Los ojos de Lisa se fijaron en Hiyori, quien estaba sentada con su insoportable grupo de amigas en una mesa del campus.
—Hey, tu. Hwang—llamó Lisa, su voz ronca y demostrándo cierto enojo. Vió a la chica voltear con una sonrisa socarrona.
—¿Qué pasa, Liss?—respondió la otra chica, su voz tratando de lucir lo más seductora posible.
—Necesito hablar contigo, camina—exigió Lisa.
Hiyori levantó una ceja ante la demanda de Lisa, pero asintió con una sonrisa maliciosa y se puso de pie, dejando atrás a su grupo de amigas y siguiendo a Lisa a un lugar más apartado del campus.
Una vez estuvieron lo suficientemente lejos de las miradas curiosas, Lisa se detuvo y se enfrentó a Hiyori con determinación.
—¿Qué pasa, Hwang? ¿Por qué te has estado metiendo con Jennie? —preguntó Lisa directamente, su tono de voz cargado de autoridad y desaprobación.
Hiyori se encogió de hombros con indiferencia, pero la chispa de desafío brillaba en sus ojos.
—Ah, entonces, ¿Esa mocosa con la que estás saliendo se llama Jennie?—cuestionó Hiyori con burla.
La mandíbula de Lisa se tensó ante el tono despectivo de Hiyori, pero se obligó a mantener la calma.
—Sí, su nombre es Jennie. Y te lo vuelvo a preguntar, ¿por qué te has estado metiendo con ella? —repitió Lisa, su voz manteniendo un tono firme y decidido.
Hiyori dejó escapar una risa sarcástica y se cruzó de brazos, mirando a Lisa con desdén.
—Solo le estaba diciendo la verdad. Que tu eres una fuckgirl y que no tienes interés en ella, que claramente nos prefieres a nosotras, las chicas con las que tuviste relaciones casuales antes—dijo con una sonrisa cínica—. ¿O me vas a decir que no te divertías?
El rostro de Lisa se endureció ante las acusaciones de Hiyori. Sabía que debía mantener la compostura y no dejarse llevar por la ira.
—Ella ya lo sabía—gruñó Lisa—. ¿Por qué mierda le pegaste una puta cachetada?—volvió a preguntar, acercándose peligrosamente a la otra chica.
Hiyori mantuvo su expresión desafiante, pero un destello de nerviosismo brilló en sus ojos al ver la furia en el rostro de Lisa.
—¿Por qué demonios con esa niñata y conmigo no, Manoban?—escupió Hiyori con resentimiento.
—¡Responde mi maldita pregunta!—exigió Lisa, alzando la voz.
La pregunta de Lisa resonó en el aire, cargada de furia y frustración. Hiyori retrocedió un paso ante el tono elevado de Lisa, su expresión desafiante ahora teñida de nerviosismo.
—¡Porque ella se está metiendo en donde no la llaman!—exclamó Hiyori, su voz temblando ligeramente—. ¡Tu no debes estar con alguien como ella y olvidarte de nosotras!
