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Era el último día de clases.

Los sentimientos, la nostalgia y el vigor de un adiós se concentraba en los estudiantes del último año de secundaria.

A lo lejos, se podía presenciar un grupo de estudiantes riendo y festejando por su recién acabado año escolar mientras que otro grupo anunciaban con calma el hecho de haber aprobado; era una cantidad muy extensa de estudiantes que sonreían  y caminaban alegres por las calles de Miyagi , pues era el fin de una etapa.

¿Y Seina? Seina solo veía a la nada como si su vida dependiera de ello.

Acompañaba a su primo y su mejor amigo a celebrar con su abrumadora familia el día de hoy. Hajime y Toru hablaban con mucha energía, emocionados por la cuenta nueva que se reiniciaba, dispuestos a cambiar su racha. Ambos hablaban como si nadie fuera capaz de arruinar los planes que tenían para el futuro.

O eso es lo que ella creía, realmente no les estaba prestando mucha atención.

—¡Iwa-chan, juro que la próxima no perderé! —Exclamó Toru Oikawa, con una sonrisa de oreja a oreja— Es una promesa. —Le dijo a su mejor amigo. Caminaban uno al lado del otro a paso lento, tranquilo.

Aunque Seina no sabía sí realmente ellos eran amigos o no, pero, eso parecían.

—¿Entonces ya lo decidiste? —Preguntó Hajime, con sus manos dentro de los bolsillos de su chaqueta a medida que caminaba.

—¡Claro! —Aseguró Toru, burlesco como siempre— No pretendo colocar para alguien a quien deseo vencer.

—Ya veo —Sonrió Hajime, aliviado. Después de todo, tendría la oportunidad de volver a jugar a su lado.

Hajime Iwaizumi había pasado por un largo proceso de selección, —que realmente no fue tan largo— decidiendo finalmente  asistir a la preparatoria de Aoba Johsai, con la gran y desmedida esperanza de derrotar a su principal oponente, algo que, no ha logrado hacer todavía.

Ambos siguieron hablando alegremente acerca de las esperanzas que sus corazones albergaban, adelantándose por el camino sin percatarse de lo que ocurría a su alrededor.

Chidori, por su parte, se encontraba un poco más atrás que el dúo de jugadores de voleibol. Ella no estaba centrada en la conversación, ni a su entorno, ni a prácticamente nada. Pues, su mente estaba debatiendo acerca de lo que debía hacer con aquella carta de aceptación, que, para bien o para mal, llegó el otro día a su buzón a cambiar su vida.

No tenía la capacidad, ni la suficiente determinación como para ignorar lo que aquello significaba.

Y se sentía extraña. No estaba contenta, pero tampoco está disgustada ante la situación. Era un poco más complicado que eso y su mente lo estaba evaluando.

Por un lado, estaba contenta. Había aplicado por simple capricho al oír a sus primas reírse burlarse de ella, pues, Seina no era una mala estudiante pero no era una genio como su familia hubiera deseado.

Y ella era conciente de eso.

Había tomado el examen de ingreso por puro impulso. Quizás para demostrar que no era como decían, quizás era para probarse a si misma... O quizás, tan solo lo hizo para escapar un rato del bullicio constante al que su familia la sometían.

Pero todo terminó en sorpresa al ver la carta de aceptación.

Realmente, Seina Chidori no esperaba ser aceptada en la Academia Shiratorizawa. ¡Pero ahí estaba! Con un sello y firma reales que admitían la existencia de Seina.

Sintonía, Armonía y Anhelo. [Ushijima Wakatoshi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora