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Al día siguiente las cosas resultaron bastantes normales para Seina. Sin embargo, su mente estaba en otro lado, ajena a su entorno, como en un plano diferente, totalmente distante al bullicio de la clase.

Ella divagaba, como siempre. Cada que algo la atormentaba, se perdía en los rincones más oscuros y recónditos de su mente, como si estuviera atrapada en un laberinto sin final, como si la salida estuviera sellada por algo o alguien.

Pero ese día, parecía estar en otra dimensión.

Los murmullos de sus compañeros y el rasgueo de los lápices sobre el papel se desvanecían como polvo mientras ella se perdía más y más en la locura de sus pensamientos.

Veía sin ningún tipo de emoción las acciones de sus compañeros. Se levantaban de un lado a otro cada que llegaba la oportunidad y solo podía ver como todos se relacionaban con los si fuera lo más sencillo del mundo. Ellos se reían, se sorprendían y se angustiaba, otros se enojaban, se aburrían y se relajaban.

Y a diferencia de todos, Seina seguía ahí, estática en su lugar, siendo arrastrada a los conflictos de su mente. Y se maldecía una y otra vez por eso.

Su mente no podía soltar los recuerdos de la noche anterior, hundiendola en un mar de dudas, odio y resentimiento. 

Aunque la realidad era que ni ella misma lo entendía. 

Quizás, si ella no hubiera ido a esa reunión, tal vez estaría ahí, como sus compañeros, involucrándose y creando relaciones, algo que por muchos años deseó hacer pero no lograba, no podía.

Pero como siempre, cada situación que se relacionara con su familia la desmotivaba sin previo aviso, derrumbando todo lo que en algún punto había construido.

Para Seina Chidori, su familia era como el mar, salada, indomable, intimidante. Y ella, a comparación con esa belleza de color azul y de grandes cantidades, era la arena. Arena que siempre estaba ahí, al borde del mar siendo ridiculizada y eclipsada constantemente por la hipnotizante marea.

Los avances de Seina, como persona, como individuo y posiblemente como una mejor versión de ella misma eran como un castillo de arena. Bonitos pero efímeros. Pues siempre llegaba la espuma para destruir lo que tanto le había costado construir.

Y era asfixiante ser parte de un mundo con el cual no te puedes relacionar. 

Para nadie que la conociera era un secreto que le costaba relacionarse. No por nada consideraba que Hajime, su primo, era todo lo que tenía. Porque la verdad era esa.

Seina no tenía a nadie.

Antes de su repentino impulso por tomar el examen en una academia totalmente distinta y aceptar su estadía en la misma, ella no tenía nada con lo cual glorificarse o de alguna manera, verse importante ante los ojos de los demás, específicamente, a los ojos de su familia.

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⏰ Última actualización: Sep 09 ⏰

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Sintonía, Armonía y Anhelo. [Ushijima Wakatoshi]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora