Seven.

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Estaban en la fila de la cafetería, siempre se le haría tedioso tener que esperar tanto tiempo solo porque a los estudiantes se les hacia muy difícil seguir una fila y no meterse, pero de el dependía la integridad de muchos estudiantes, en especial aquellos que no se fijaban o no les importa el riesgo de siquiera rozar el hombro de Bakugo.

A Kirishima le gustaba hacer un recuento de las cosas que le gustaban, la mayoría eran de el alfa rubio, así que siempre que aparecía algo nuevo, lo apuntaba mentalmente, y uno de esos momentos que le causaban algo indescriptible, era comer con Katsuki.

Le gustaba todo lo que hacían antes y después de comer, le gustaba que el otro tuviera confianza de pasar tanto rato con el después de clase, le gustaba que no era el quien lo buscaba para eso, aunque no me molestaría hacerlo. Le gustaba ver su nuca enfrente de el, ya que a Kats me gustaba estar primero, le gustaba que lo volteara a ver de reojo para preguntarle que quería aunque ya supiera la obvia respuesta.
Le gustaba cuando Bakugo no quería ordenar y lo mandaba a el, le llenaba el echo de que sabía de memoria lo que el rubio quería comer. Le gustaba sentarse en la misma mesa, le gustaba verlo comer y le gustaba ver su cara roja por lo picante, le gustaba reir con el de cosas que decía y le gustaba cuidar que no se peleará o se sintiera amenazado. Y aunque mucho tiempo ignoro eso, siempre lo tenía en mente, era difícil sacar de su mente a Katsuki pero como siempre.

No le molestaba.

Incluso cuando le pidió hablar en un tono serio, la cara roja del cenizo lo distrajo hasta el punto de pensar en eso durante todo su recorrido a la cafetería, en la fila y al sentarse en la mesa, estuvo con una sonrisa tan tonta que el otro se dió cuents inmediatamente.
Por el contrario de lo que podemos imaginar, Katsuki realmente se preocupaba mucho por la relación con Eijirou, no quería que todo quedara en un revolcon caliente y siguieran como si fueran amigos, los amigos no te dejan la puta marca de sus dientes en el cuello, se coloro aún más de lo que ya estaba, volteo discretamente a ver al pelirrojo, y para su mala suerte, este lo estaba viendo demasiado fijamente, con esos ojos rojos brillantes y el rostro recargado en su mano mientras sonreía.

Frunció el seño, ya que lo había relajado al ver eso, no le gustaba como su cara hervía y últimamente estaba pasando mucho, eso lo molestaba.
Le molestaba no poder esconder nada ante Kirishima, por alguna razón este tenia un poder para ver a travez de su alma, y saber si algo le lo molestaba, lo ponia nervioso o cualquier otra cosa. Por eso sabía que era inútil ocultar sus sentimientos por mucho tiempo, Eijirou los descubriría tarde o temprano.

Ambos estaban ahí, comiendo en silencio, sin saber realmente por dónde empezar.

Bakugo estaba ansioso, y Kirishima solo comía en paz y armonía, sin entender realmente por qué su novio estaba tan tenso

- Hey, Shima. - llamo al contrario, tomando todo su valor para poder hacerlo.

- Dime, Blasty - sonrió el pelirrojo.

Dudo, pero en seguida se recompuso.

- ¿Que somos?

¿Que eran? ¿Cómo que que eran?

- Pues eres mi novio, ¿No? - rasco su nuca nervioso, sin entender a qué se refería el rubio, además de un poco apenado por esa palabra tan bonita "novio" y Bakugo se ahogo con el pedazo de carne que había comido.

"Novio"...

¡Aaahhhhh! ¿En que momento se lo pidió?

No es que le importará.
¡A la mierda! Si le importaba.

- Creo que no te lo pedí formalmente, una disculpa, Blasty. - le sonrió con unos pocos nervios y sus mejillas rosadas.

- Ah...- no sabía bien que responder, si bien, quería que el pelirrojo fuera su novio, no lo habían formalizado, pero al parecer Kirishima si pensaba que eran novios, eso lo hizo sentir un poco tonto, realmente no sabía si estaba en derecho de preguntar o reclamar algo.

𝙰𝙻𝙿𝙷𝙰. (ᴋɪʀɪʙᴀᴋᴜ ᴏᴍᴇɢᴀᴠᴇʀsᴇ ᴀᴜ!¡)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora