Eleven.

345 39 22
                                    

Habían llegado a la escuela poco después de su "confesión", su padre le llevo su mochila con ropa ya lavada.

Al desempacar, sacó la pequeña botella de perfume que Masaru le habia puesto antes de salir por la tarde, y aunque quiso retener su sonrisa, está se escapó.

Miro enfrente, el alfa pelirrojo lo miraba inocente, divertido y feliz de ver esa bonita muestra de sensibilidad.

- ¿Que miras, pelos raros? - preguntó intentando volver a su tono arisco de siempre.

- Te miro a ti, guapo. - respondió con simpleza Kirishima, el apodo hizo que Bakugo desviará la mirada mientras se iba mejor a acomodar su ropa y dejar el perfume por ahí, protegido. - Hueles rico.

Miró a su muy reciente novio, este le dió una miradita juguetona y rodó por la cama, jugando.

- Vas a destenderla, tonto. - a pesar de eso, se acostó a su lado, con las piernas cayendo por e borde.

- No se va a quedar tendida mucho tiempo. - rió el moreno.

Un lindo tono rojo surcó las mejillas y nariz de Katsuki, mientras veía a Eijirou, el cual daba pequeños golpes en su estómago, simulando tocar un tambor.

- Vamos a dormir aquí, no tiene caso cuidar que no se destienda. - concluyó, y el rubio casi s golpea la cabeza por malinterpretar lo que había dicho.

Solo gruñó, sintiendo el calor del cuerpo contrario aplastando el suyo, con un abrazo, sin decir nada, solo acompañando y descansando.
Las hebras de cabello rojizo picaron en su rostro, el olor del chocolate inundó su mente y el toque de vino encendió un poco su lívido al pasar sus cosas nasales cerca de la glándula odorifera.

No podía evitarlo siempre que Kirishima estaba cerca.

Al menos ahora lo pudo distinguir bien.
Normalmente en esos dos años de solo ser amigo del otro alfa solía negarlo totalmente, l darse cuenta de su atracción, lo notó, más nunca hacia nada al respecto.

Ahora era muy diferente; estaba pensando racionalmente, no tenia el celo y las hormonas en medio, no tenía la obligación biológica.

Más, tenía la necesidad.

Quería sentir de cerca a Eijirou, quería saber cómo se sentía el roce de sus cuerpos on la relación ya bien establecida entre ellos.
Quería saber cómo se sentía que te tocaran mientras puedes sentir todo suavemente.

¿Por qué es tan difícil pedir las cosas?

Sabía que el otro no se lo negaría, entonces no había razón para sentir miedo por ser rechazado.

Sus pensamientos divagaban, dandose cuenta que había una nueva barrera, un precio para poder sentir lo que quería

Eso que estaba presente en la primera vez que había un acercamiento sexual, esas sensaciones.

La vergüenza, la inseguridad, la inexperiencia.

No las había podido experimentar bien, y se regañaba mentalmente por eso.

Le habría gustado que la primera vez que tuvieran un contacto así fuera estando bien, en sus cinco sentidos, sin el celo interponiendose.
Le habría gustado pasar por todo los nervios de adolescentes, con las risas y la vergüenza digna de la "prueba y error".

Pero ya no podría, había gastado esos primeros intentos, por su biología, por su inexperiencia, por su cuerpo que reaccionó de forma diferente al de los demás y por mucho que se lamentase por eso, no podía deshacerlo.

Pero si arreglarlo.

Podía todavía, podía generar otro recuerdo vivido, uno que se sintiera real en su meoria, sin los manchones borrosos en ella.
Y por más vergüenza que pudiera pasar, ahí estaba Eijirou, igual de inexperto y estúpido que el.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Aug 20 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

𝙰𝙻𝙿𝙷𝙰. (ᴋɪʀɪʙᴀᴋᴜ ᴏᴍᴇɢᴀᴠᴇʀsᴇ ᴀᴜ!¡)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora