Capítulo 4

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Era jueves y me volvía a despertar como todos los anteriores días, con el puto cuervo picoteando en mi ventana. Tenía que matarlo, pero ya lo haría en un futuro.

Eso ya lo habías dicho

Y lo seguiría diciendo.


Me levanté a la una y media para irme a la cocina e ir a comer como llevaba siendo la última semana. Al no tener nada que hacer, mi vida se había vuelto una rutina de lo más aburrida. Me levantaba, comía,descansaba, ordenaba la casa, me ponía con el ordenador y me dormía.Pero la tontería de ordenar todos los muebles se me terminaba.


Cuando llegué a la cocina vi una nota en la nevera que había colocado recientemente



Hoy comemos en la casa de

los vecinos, pásate por ahí

a la hora de comer.

Mamá.


¿Otra? ¿Es qué no les valía con una comida?

Me subí para cambiarme de ropa rápidamente y pasarme por casa de mis vecinos y ver a mi madre.

Ya puesta más decente con un top rojo y unos vaqueros ajustado, fui directamente hacía la puerta.

Cuando salí hacía frio, pero al tener la casa a escasos pasos no me importó la temperatura.

Toqué el timbre esperando alguna respuesta por algún lado, hasta que por fin alguien abrió la puerta.

Nicolas se encontraba en el otro lado de la puerta, me dio un repaso descarado y me invitó a pasar.

-Tú madre está en la cocina hablando con la mía, Ava maquillándose y Lucas estaba jugando a la play- Informó -¿necesitas algo?

-¿La comida es una necesidad?- Pregunté arriesgándome a que me diera un bofetón

-Una hora.

-Voy a ver a Ava.

Subí por las escaleras hasta llegar al segundo piso y ver una puerta decorada con el nombre de Ava puesto en el centro de color rosa.

Toqué su puerta hasta que vi como la abrió un poco para entre ver.

Al principio su cara era de molestia hasta que se tomó el tiempo de mirarme a la cara, ahí fue cuando vi que su cara pasaba al alivio ya la tranquilidad.

-¿Qué tal Ava?

-Pff ,más o menos, ¿y tú?

-¿Por?- Pregunté medianamente preocupada.

-Nada, que no me sale el maquillaje.

-Yo te puedo ayudar- Propuse, pero después me di cuenta de que estaba siendo muy aventurada -si quieres.

-Por favor- Suplicó mientras me invitaba a pasar a su cuarto.

Entré en su habitación observando atentamente mi alrededor. Era una habitación muy bonita decorada con colores claros y cientos de fotos.

Tras investigar con la mirada un poco su habitación, me senté con ella en la cama para ver su maquillaje y que intentaba hacer. Ella no quería nada demasiado cargado, y yo le estuve ayudando y explicando para qué servía cada uno de los elementos que tenía encima de la cama.

Un cigarro después de la muerteWhere stories live. Discover now