Ya era viernes y estaba saliendo del instituto.
Había superado una semana en aquel instituto y en el pueblo, cosa que para mi eso era todo un logro.
Bueno si, una cosa súper intrépida.
Estaba esperando junto a Nolan a los demás -en verdad resultaba un chaval más majo si lo conocías más a fondo-. Ese día íbamos a ir a dar una vuelta por e pueblo y por los campos que se encontraban a las afueras. Decían que así conocería más sobre el pueblo y que además esa no era una zona muy conocía pero si bastante bonita.
Habíamos cogido comida de nuestras casas para luego comérnosla tranquila en mitad del campo ante un riachuelo que se encontraba allí.
Era todo un descanso poder ir a esos sitios tras la semana tan ajetreada que había tenido solo por ser mi primera semana de clases.
Según me había dicho el señor Rumprey, elegiría mis cambios el lunes a primera hora, así que me saltaría Alemán.
Delas clases en las que había estado de alemán, no entendía, pero Nicolas me traducía todo lo que me decía el profesor Ross -un hombre bastante amargado-, y aunque seguramente debería cambiar de optativa, la dejaría así. Tampoco hacía gran cosa.
-¿Dónde estabais tíos?- Preguntó agarrando la mano como saludo a Nicolas y Connor.
-Liándonos- Soltó Maia.
-Esperando que Maia saliera del baño- Corrigió Nicolas.
Después de que Nolan enarcara una ceja por el comentario de su prima y me pasar su mirada a mi para saber mi reacción, se encogió de hombros y recogió su mochila que se encontraba en el suelo para iniciar nuestro camino.
Durante el recorrido me quise acercar a Connor, pero cada vez que me veía más cerca delo habitual, corría hacia Nolan esperando que no le siguiese. Por ello, opté por quedarme con Maia y Nicolas a sus espaldas.
No quería que se pensara que le acosaba o algo por el estilo.
Nolan y Connor nos dirigían por ir los primeros.
Y lo que mayormente se escuchaba era el ruido de los bichos y las quejas de Maia hacia generalmente todo: que si el calor, que si los bichos, que si Nolan nos dirige mal. En fin, la mayoría quejas.
En cuanto llegamos un poco más al fondo del campo, casi llegando a una arboleda, Maia pidió que parásemos para comer en ese mismo lugar. Connor insistió en adentrarnos entre los arboles, pero no parecía que Maia quisiera cambiar de opinión, así que desplegamos nuestro chiringuito allí.
Clavamos un pequeño telón al suelo para que al desplegarlo nos hiciera de techillo y pusimos un par de grandes jarapas en el suelo debajo del telón para poder sentarnos y poner toda nuestra comida.
Una vez hubimos terminado de comer, Connor se fue a hacer una inspección de bichos de la zona, Nolan se echó una siesta al igual que su primo-se parecían bastante aunque ellos no lo vieran- y aunque resultara un poco extraño, yo estaba caminando hacia el conjunto de arboles con Nicolas.
Cuando Nolan había comenzado a bostezar, él me ofreció ir a dar una vuelta, y como esa semana habíamos enterrado medianamente la mínima hacha de guerra que teníamos, pues acepté.
Nos íbamos adentrando en aquel pequeño bosque.
-Aquí al lado hay un río- Dijo Nicolas haciéndose paso entre las plantas de allí.
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Un cigarro después de la muerte
Teen Fiction¿Qué harías si llegas nueva a un pueblo repleto de asesinatos? ¿Qué harías si ves que en cada asesinato que sucede encuentran un cigarro entre los labios de la víctima? ¿Qué harías si tu grupo se propone buscar al culpable de todo esto? ¿Qué harías...