Chapter 12

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Tzuyu

Dos días, dos jodidos días donde no había parado de pensar en ella.

No sólo deje que me viera desnuda, si no que la bese, me acurruque y me dormí con ella. Había roto yo misma todas las jodidas reglas que había creado para que esto no se volviera personal y ni siquiera me había dado cuenta.

Me gustaba estar con esa mujer y me gustaba sentirme tan cómoda con ella. Compartir lo que pasó cuando ella solo era una niña fue malditamente difícil. Haru jamás me dijo porque los buscaban pero eso no me importó, los defendí porque los quería... Porque eran lo único que tenía...

Cuando Sana recuperó sus recuerdos, pero ese y otros no volvieron, Haru tomó la decisión de no decírselo y yo estuve de acuerdo. Todo esto me afectó más de lo que hubiera imaginado y compartirlo con ella fue liberador y emotivo.

Definitivamente estaba jodida.

Jamás pensé que tendría la capacidad de querer a una persona de esa forma, pero me prometí que cuando eso realmente pasara no sería un cobarde y ahora estaba enamorada hasta las narices de Minatozaki Sana...

Todo estaba muy claro. Solo era un juego, pero después de lo que pasó no había forma de que siguiera siendo eso. De mi parte no y sabía que de la suya tampoco.

Iba a decirle y ella me iba a aceptar. Lo sabía.

Y Haru tendría que aceptarlo, porque si no lo iba a matar a golpes. Estaba pensando en eso en mi oficina cuando escuché su toque en la puerta. Una ola de nervios se me pasó por la espalda, pero me obligue a permanecer tranquila.

"Pase"

Acto seguido entró ella, llevaba pantalones de vestir cafés y una blusa del mismo color unos tonos más claro, sus tacones negros, su cabello completamente suelto y desordenado como tanto me gustaba.

"Hola", camino sonriente hacia mi, "La máquina del café con leche se trabó horrible así que te traje café negro, perdóname" soltó una risa nerviosa.

No pude evitar sonreír. Sana dejó el café en el escritorio y se sentó en su sitio.

"Hola", le dije hasta ese momento.

"Hola", sonrió de lado, "Estas guapa hoy" me dijo, sonriendo tanto que sus mejillas se pusieron rojas.

"Tú también" le dije, mirándola, "ven aquí".

Como la niña buena qué siempre era obedeció sin esperar un segundo. Hice que se sentará en mis piernas, pero no con sus piernas abiertas, solo sentada encima de mi viendo hacia la oficina así que tenía una hermosa vista de su espalda y hombros. Nunca había hecho eso con ninguna mujer, porque nunca me había interesado realmente una, hasta ahora.

"¿Pasó por ti esta noche?", empecé a tantear el terreno acariciando lentamente su hombro.

"Claro", dijo ella.

Mi mano se resbaló por su brazo hasta instalarse en su cintura, ella la tomó y la llevó a sus labios. Beso cada uno de mis nudillos y sonrió mientras lo hacía.

"Puede ser una cita si quieres" dije nerviosa fingiendo seguridad, "Una real"

"¿Real?"

"Ya sabes", dije llevando mis dedos a su espalda y acariciándola lentamente, "Sin escondernos"

Ella se volteó hacia mí, parecía muy sorprendida.

"¿Una cita?", preguntó y asentí con la cabeza, "¿Eso qué?"

Ella se levantó de mi regazo y empezó a caminar de un lado al otro.

"Sana..."

"No espera" me cortó, "Es momento de que tú y yo hablemos seriamente"

La Socia de Papá - SatzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora