Extra

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Sana

2 Años después

Llevábamos varios días en ese lugar, pues mi parto había sido de alto riesgo, tenían que dejarme en revisión antes y después para ver que todo saliera bien. Después del parto dejaron a mis bebes en un lugar alejado de mi para ver que todo estuviera bien por toda una noche y ahora que al fin los tenía en mis manos no sabíamos que nombres ponerles y Tzuyu estaba tan emocionada que se había puesto a decir babosadas.

"No me gustan esos nombres, mi vida", dije arrugando la nariz.

"Vamos amor, ¿Qué tiene de malo Nayelis y cheyenne?", dijo Tzuyu sonriendo divertida.

Me carcajee de la risa. Mis bebes eran tan chiquitas, las observe, tenían la piel palida ligeramente roja, la nariz igualita a la mía. Eran hermosos, tenían el cabello castaño claro como el mío y sus ojos eran como los de su mamá. Sus caritas se veían llenas de lucidez. Justo cuando los estaba observando con una cara de madre enamorada me llegó una idea.

"Ya sé", Tzuyu me miró expectante, "Yoonah y Minju", dije chocando mi nariz con la de una de mis pequeñas.

"Creo que esos son un poco mejores", Tzuyu volteó los ojos y se acercó más a mi.

"¿Su nombre es?",  me preguntó mientras tomaba a una de las bebés, "tiene cara de Minju".

"Minju será", le dije y se la di.

Inmediatamente ella se la pasó a mi papá, que estaba expectante por tener a alguna de ellas en sus manos, pues desde que me las habían dado no había podido soltarlas.

"Pequeña Yoonah", dije a la que tenía en mis brazos.

"Es tan linda para ser tu hija", dijo mi padre señalando con su barbilla a Tzuyu y luego miró fascinado a la pequeña en sus manos.

"Idiota", contestó Tzuyu.

"Lenguaje", instruí.

Besé la cabeza de Yoonah y se la di a Tzuyu.

"Hasta que al fin", dijo tomando su cabecita y mirándola a la carita, "tu mamá piensa que los hizo sólita, no me ha dejado tenerlas desde que...", ella se frenó en seco y cuando me impulsé un poco hacia arriba para ver lo que ella veía me derretí de amor, "está bostezando", dijo Tzuyu, "por Dios", murmuró y puso su pequeña cabecita en su pecho de manera que la bebé se acurrucó en su calor.

Al darme cuenta de que ya no tenía a ninguna de las dos en mis brazos aproveché para ir al baño y cuando volví a la camilla papá se acercó.

"Toma", me dijo, "creo que tiene hambre"

Minju pasó a estar en mis manos. La besé en la cabeza y me dispuse a darle comida.

Mi padre seguro sabía que era lo que la bebé pedía porque ahora tenía una niña de un año. Jamás lo esperé, pero ahora tenía una nueva hermana que se llamaba Sakura y si, era hija de Sujin. Habían sentado cabeza oficialmente y se les veía bastante felices con la pequeña kura.

Tzuyu y yo nos casamos tres meses después de que me lo propusiera. Nos fuimos unos días al sur de Francia para nuestra luna de miel y finalmente me mude a su casa. Estábamos muy felices y ahora las pequeñas gemelas llegaron a terminar de perfeccionar nuestra vida...

Papá se fue un momento después y Tzuyu camino hacia mí con Yoonah en sus brazos, yo estaba a punto de darle comida a Minju, pero me lo estaba pensando porque temprano me había dolido muchísimo.

"¿Qué pasa?", me preguntó.

"Me va a doler", la miré a ella y después a la bebé que movía los labios, "pero tiene hambre".

"A ver", Tzuyu se sentó en una silla al lado de mi camilla "¿Vamos a contar, ¿Vale? Tú eres valiente".

"Yo soy valiente", repetí mientras sacaba mi pecho

Tzuyu colocó su mano en la espalda de la bebé, de forma que pudiera sostenerla y así darme la otra mano.

"3...", empezó, "2..."

"1...", cerré los ojos con fuerza.

Acerqué a Minju de un jalón y de inmediato empezó a tomar. Me dolía increíblemente demasiado, tanto que apreté la mano de Tzuyu fuerte y aun así mis ojos se llenaron de lágrimas.

Cuando mi bebé llevaba ya unos minutos comiendo el dolor se disipó y hasta ese momento pude abrir los ojos y soltar la mano de Tzuyu.

"Esa es mi chica", dijo sonriendo y se agachó para besarme,  "Te amo por ser tan fuerte, te amo por darme a estas hermosas niñas".

"Te amo", le dije en los labios.

Después de Minju pase a darle de comer a Yoonah y para ella ya no fue tan doloroso. Ese mismo día por la tarde nos dieron la salida a las tres y al llegar a nuestra casa, ya todo estaba preparado para nosotras.

Me senté en la cama con una bebé en mis brazos y Tzuyu a mi lado con el otro. Estábamos en silencio, solo mirándolos.

"Tendremos trabajo doble", dije mirando a mi bebé.

"Qué suerte que tenemos cantidades suficientes de amor", dijo ella y yo voy a estar con todo para las tres, "me aseguró y yo le sonreí".

Y esa primera noche con las gemelas llorando y nuestros corazones apenas entendiendo que a partir de ahora tendrían que amar incondicionalmente a dos pequeñas almas pasamos la peor noche de nuestras vidas y aun así fue una de las más maravillosas.

Porque estábamos juntas en esto.

Éramos un equipo.

Nos amábamos.

Y fin.

La Socia de Papá - SatzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora