✓ MASTER EMERALD, knuckles the echidna.

013

❝Rescate: al estilo Whipple.❞

Abrió los ojos poco a poco, un intenso dolor recorrió sus anchos huesos. Se sostuvo la cabeza, le dolía horrores. Suspiró profundamente. Cuando su vista se aclaró, recordó el problema en el que estaban metidos.

Se reincorporó de repente, golpeándose con el techo de la cápsula. Se quejó, maldiciendo por lo bajo. Sintió su boca seca después de tantas horas sin recibir aunque sea una gota de agua.

—¡____!

Oyó la sorpresa en el tono de Knuckles al llamarla. Seguían en las cápsulas, aunque la de el equidna a su derecha. Se encontraban en lo que parecía ser una gran cabaña, decorada hogareñamente con un alce disecado en lo alto, muebles y objetos de madera. Había una chimenea a su costado, lograba percibir el calor de las llamas recién avivadas y un lejano sonido crepitante.

—¿Cuánto tiempo estuve inconsciente? — volvió a mirarlo después de inspeccionar el lugar.

—2 horas.

—Rayos... — se sentó, suspirando. — Esto es una basura, si no fuera por estos agentes molestos ya podríamos estar en Reno.

—Es solo un pequeño obstáculo en nuestro camino, pero al salir de aquí, iremos.

—Eso espero. — se quedaron en silencio un rato, un silencio tenso por la incertidumbre de no saber cuándo vendrían sus captores a por ellos. Ya se había resignado a tratar de escapar, Knuckles de seguro ya había probado de todo en el tiempo que estuvo inconsciente. Mientras esculcaba en los recuerdos de su propia conciencia, recordó lo que Knuckles le había dicho a Wade en su casa, cuando trataban de motivarlo para entrenarlo. No pudo aguantarse el cuestionárselo. — Knuckles... ¿puedo preguntarte algo?

—Dime.

—¿No consideras a los Wachowski como nuestra familia?

La pregunta inesperada lo tomó por sorpresa, se quedó en blanco por varios segundos, pero la respuesta era simple.

—No.

No podía mentirle, a ella no. Forzarse a sentir algo que no sentía tampoco, como que esos humanos eran su familia. Escudriñó en la forma en que se sentó y abrazó sus piernas, manteniendo la mirada baja.

—¿Puedo preguntar por qué?

—No es nuestro hogar, ____. Solo permanezco en la Tierra por el juramento que hicimos, sin sentimentalismos de por medio.

—¿"Nuestro"? ¿Por qué hablas por los dos siempre? — preguntó ya algo molesta. Siempre hacía eso. Daba por sentado que ella era igual que él y que sentían lo mismo, cuando realmente no era así. Lo había dejado pasar, pero ya había sido suficiente. Knuckles se quedó callado, notablemente perplejo por el tono que había empleado. — Tal vez yo sí considero a Sonic y a Tails como mis hermanos, a Tom y Maddie como mis padres.

—Pero no lo son. Desde la pérdida de nuestra tribu, he viajado por todos los rincones de la galaxia. He visto planetas y estrellas con los que un simple humano solo podría soñar, pero ningún lugar que considere mi hogar. No entiendo por qué sería diferente con el erizo y el zorro.

—Exactamente, no son nuestra familia, pero morirían por nosotros y eso es suficiente para mí.

—¿Cómo estás tan segura de eso? — interrogó poniéndose de rodillas hacia ella, frunciendo el ceño.

—¡Ellos me acogieron aunque traté de matar a Sonic! ¡Confiaron en mí! — exclamó enojada. — ¡Me dieron un techo, una cama, comida! Es normal que les tenga agradecimiento y los considere mi familia, y sé que ellos lo hacen también.