Tras su viaje, Ángela y Mario se embarcaron en una tarea intensa: profundizar aún más la conexión de sus almas.
Un desafío que exigía amor, respeto, cariño y comprensión por igual.
Ambos sabían que su relación había ascendido a un plano superior, una evolución cimentada en la confianza y las experiencias compartidas.
No obstante, en la oficina de Mario, una presencia inesperada comenzó a alterar el equilibrio.
Sonia, una de las secretarias, lo observó detenidamente y lo reconoció de su reciente viaje a la isla.
Su trato hacia él cambió, adoptando un tono más seductivo y misterioso lleno de palabras clave e indirectas no tan sutiles frente a todos.
Cada día, Sonia le lanzaba una insinuación nueva, sus palabras cargadas de promesas y deseos no pronunciadas, reflejo de sus vidas fuera de lo común.
Parecía que buscaba algo más con Mario, quien, por su parte, solo tenía ojos para Ángela.
El juego de Sonia cansada y encaprichada intensificó su deseo por ese hombre que comparte sus gustos y aficiones; fue así que le propuso a Mario encontrarse en un bar con la primicia de solo tomar unos tragos.
Mario, sin embargo, con la idea de desilusionar el corazón de esta chica, no tenía la intención de ir solo.
Quería que Ángela estuviera allí, como un escudo y a la vez, una prueba de realidad para Sonia.
Pero a Sonia no le importó. No se intimidó ante la idea, ya que en su mente pieza que Mario quiere hacerla competir contra Ángela.
De hecho, parecía ansiosa por el desafío.
Veía en la presencia de Ángela una oportunidad, una ventana para demostrarle a Mario que ella podría ser la mujer que él no sabía que necesitaba.
La tensión se elevó, tejiendo un velo de misterio e intriga en torno a este posible triángulo amoroso.
¿Cómo se desenlazará esta historia? Solo el tiempo lo dirá.
El mundo de los bares era ajeno a Ángela, un terreno desconocido.
Ella nunca había pisado uno, pues no era dada al alcohol y le sorprendió que Mario estuviera dispuesto a hacerlo y más sabiendas que él tampoco es un aficionado a la bebida.
Sin embargo, al escuchar el nombre del lugar, comprendió que este no era un bar común.
Al principio, le pareció un nombre tonto, pero tras reflexionar, comprendió que era bastante apropiado: "Bar Clandestino".
Hasta ahora, Ángela había considerado su relación con Mario como algo cerrado, íntimo y exclusivo.
Sin embargo, parecía que Mario quería abrir una vez más esa intimidad, introduciendo una nueva variable en su ecuación de amor.
La propuesta la descolocó, despertando en ella un sentimiento de decepción pero no puede culparlo ya que el sabor de la piel de Karen aún ronda en sus sentidos.
Comenzó a cuestionarse a sí misma, a sentir que tal vez no era suficiente para Mario y pensó si este sentimiento fuel el que Mario sintió cuando abrió su relación.
La semilla de la duda había sido plantada, regada por la incertidumbre y la intriga de una noche en el Bar Clandestino.
Sin pensarlo más, Ángela y Mario se dirigieron al bar.
A su llegada, vieron a Sonia en la entrada.
Ángela no la reconoció, y Sonia decidió mantener su identidad en secreto por el momento.
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RELATOS ERÓTICOS: ÁNGELA & MARIO.
RomanceÁngela y Mario, una pareja de esposos con una historia cautivadora, ansiosos por explorar lo desconocido, sumergiéndose en los deleites del placer del sexo. Impulsados por una sed de aventura, pronto comprendieron que para madurar plenamente, debían...