Columpiándose.

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Después de aquel día inolvidable con Karen, Ángela y Mario se encontraban ansiosos por explorar más.

Lo que yo pudiera pensar de sus aventuras era irrelevante; ya que ellos tienen una inquietud insaciable, un deseo de descubrir y vivirlo todo.

Ellos solo piensan en el ahora y nunca en la consecuencia de sus actos, o las personas lastimadas en el proceso de los mismos.

Ángela ansiá la suavidad de una caricia femenina, mientras que Mario anhela la oportunidad de sentir el éxtasis con dos mujeres a la vez, una vez más.

Según relataron, un día celebraron un acontecimiento cuyo motivo ya no recuerdan, pero en sus corazones guardan hasta el más mínimo detalle del sofisticado restaurante francés donde cenaron aquella noche.

Tienen presente que todos los comensales estaban vestidos acorde a la elegancia del lugar. Ángela lucía una hermosa blusa blanca con rayas de color celeste pastel, que asemejaba una camisa de vestir de hombre.

Llevaba una falda de color café claro con finas líneas entrelazadas formando cuadros, que se extendía desde su cintura hasta un poco más arriba de sus rodillas.

Sus zapatos de tacón de aguja, blancos y con una apertura en la parte delantera, dejaban ver sus delicados dedos.

Aunque sencillo, su atuendo irradiaba elegancia y sensualidad.

Su cabello suelto danza al compás del viento, añadiéndole un toque de belleza natural.

Su maquillaje era sutil, realzando el color de sus hermosos ojos con una fina línea negra que los rodeaba.

En la mesa contigua se encontraba una pareja mixta muy intrigante para ellos. El verlos les despiertan pasiones y curiosidades.

Él es un coloso de más de dos metros; mientras que ella se ve delicada y diminuta, en comparación con él.

Él con una figura imponente, con brazos enormes que parecían más grandes que las piernas de Mario, una piel oscura y una virilidad que se marca en la tela y estremece a Ángela e intimida a Mario.

Por su parte, la acompañante tiene una piel blanca como la nieve y curvas que invitaban a la tentación.

Sin embargo, junto a aquel gigante, parecía como si ella fuera una muñeca.

Ángela y Mario se preguntan: ¿cómo se verán haciendo el amor?.

No pueden resistirse a la atracción magnética y sexual que se desprendía de ellos.

Los ojos de Ángela, se llenan de deseo y curiosidad, y estos, no pasan desapercibidos para la otra chica, quien, como si fuera un juego perverso, llevó la mano entre las piernas de su compañero para frotarlo, esto desató una tensión palpable en el ambiente.

Ángela y Mario se quedaron petrificados, incapaces de creer lo que presenciaban.

¿Cómo era posible que se atrevieran a hacer eso en pleno restaurante?

Ángela estaba consternada y, al mismo tiempo, llena de un deseo incontrolable, el cual ella siente que la consume por dentro, entrecruzó sus piernas y comenzó a friccionarse, deseando sentir la virilidad de ese hombre; eso fue la bandera verde para que ese caballero se llevé a Ángela a donde quiera.

Ángela no puede apartar la mirada de aquella escena, y se pregunta: ¿qué maravilla se esconde debajo?.

Su mente se llena de imágenes e imagina todo lo que podría hacerle; desea tenerlo frente a ella.

Mientras su mente volaba, él, consciente de las miradas, observaba a Ángela, como saborea sus labios, como si quisiera degustar un trozo de esa virilidad prohibida.

RELATOS ERÓTICOS: ÁNGELA & MARIO.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora