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Jaehyun estaba medio dormido aún pero un penetrante aroma frutal llegó a su nariz. Olía delicioso. Lentamente fue despertando, regresando a la realidad y haciéndose más consciente de su propio cuerpo, sintió que tenía una erección matutina, algo que era totalmente normal en un chico joven y saludable de su edad, excepto porque esta vez ésta descansaba en algo suave y calientito.

Abrió los ojos asustado y se percató que el olor que percibía provenía de Taeyong, pensó que quizá era el shampoo. Miró hacia abajo y se dió cuenta que lo que había sentido. Aquello suave y calientito no era nada más ni nada menos que el firme trasero de Taeyong. Jaehyun sabía que si el ojiazul despertaba y se daba cuenta, de pervertido y enfermo no lo iba a bajar. Era capaz de utilizar la espada recién adquirida para sacarle la cabeza. El pelinegro quiso levantarse pero la cabeza del príncipe descansaba sobre su brazo. Dejó salir un suspiro frustrado que empeoró las cosas, hizo que Taeyong se removiera en su lugar pegando más su cuerpo al de él.

— Oh mierda... — Susurró Jaehyun.

Cuando Taeyong dejó de moverse pudo sentir totalmente la redondez del trasero de Taeyong apretando su miembro despierto entre ambos cuerpos. La sensación no se sentía para nada mal, si fuera por él se podían quedar así todo el tiempo del mundo.

Lo que si estaba mal es que sintió que Taeyong se estaba despertando. Se apresuró en cerrar los ojos y fingió que dormía.

Taeyong había dormido muy agusto luego de la horrible pesadilla que había tenido. Abrió sus ojos lentamente y sintió un calor en su espalda supuso que era Jaehyun porque sabía que habían dormido juntos, pero más abajo sintió algo un poco duro sobre su trasero, inocentemente llevó su mano hacia atrás para sentir que era apretando el extraño objeto. Al sentir el apretón Jaehyun tuvo que reunir todo su auto control para ahogar un jadeo.

El corazón de Taeyong se aceleró y su cara se tiñó de un profundo rojo al darse cuenta de lo que había tocado. Se miró a sí mismo dándose cuenta de que también estaba duro. Se giró avergonzado separándose de Jaehyun y mirándolo preocupado de que lo hubiera despertado con eso, pero el chico parecía seguir dormido, aunque sus mejillas estaban un poquito rosadas, su cabello negro brillaba con los tenues rayos de sol que se colaban por la ventana.

Taeyong no pudo evitar llevar sus ojos a lo que hacía menos de 10 segundos había tenido en una de sus manos. Se abofeteó a sí mismo y se bajó apresuradamente de la cama corriendo hacia al baño donde se empezó a echar agua fría en el rostro pues sentía como si se estuviera achicharrando.

Jaehyun que había mantenido los ojos cerrados, soltó el aire que tenía aguantando. Su corazón no dejaba de latir, las manos frías de Taeyong habían hecho que se exitara, aunque solo hubiera sido un pequeño apretón.

"Cálmate Jaehyun", se repetía mientras respiraba profundo intentando regular su respiración. Pero era imposible. Se levantó de la cama y salió de la habitación tomando una chaqueta, bajó las escaleras y salió a la calle para que el aire frío de la mañana le diera en el rostro y pudiera calmarse.

Al regresar a su casa, se encontró con su padre sentado en la mesa.

— Buenos días hijo — saludó el hombre que iba vestido con una especie de armadura.

— Buenos días — Jaehyun lo miró extrañado, era raro ver a su padre vestido así — ¿Pasó algo?

— Nah... Solo lo de siempre — El hombre tomó un sorbo de su café subiendo los hombros — Curiosos, acercándose a nuestros territorios.

Jaehyun se quedó en silencio, desde hacía ya varios años las incursiones al bosque eran más y más frecuentes, era preocupante. Jaehyun suspiró.

— Según los centinelas son soldados esta vez —El Sr. Jeong rasco su cabeza.

Guardian Of Your Heart [Jaeyong]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora