capitulo 16

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El funeral fue inminente, Izuku le dió todo su apoyo al cenizo quien contenía todas las ganas de llorar en ese instante, el menor no se contuvo, al final del día los sultanes habían Sido como sus propios padres, tan cariñosos y que ll habían acept...

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El funeral fue inminente, Izuku le dió todo su apoyo al cenizo quien contenía todas las ganas de llorar en ese instante, el menor no se contuvo, al final del día los sultanes habían Sido como sus propios padres, tan cariñosos y que ll habían aceptado a pesar de ser un simple plebeyo que salió de la nada.

Los extrañaría mucho.

Después del funeral los demás sultanes se tuvieron que retirar, ya había pasado la fecha importante de su visita por lo que no debían hacer nada más en ese reino, aunque cierto bicolor y cierto rubio veían aún con recelo al sultán cenizo, que ahora mismo tomaba la muñeca del pecoso con posesividad.

"Ya te dijimos que no nos rendiremos Bakugo"

Las palabras del sultán bicolor estaba grabadas en su cerebro, mientras que alguien que se hizo su gran amigo se fue con la promesa de regresar y visitarlos.

Luego de ello Izuku volvió a ser el mismo, siempre animando las paredes del palacio donde vivía, seguía atormentando a Ochako y seguía con su enorme sonrisa que alegraba el día de cualquiera.

Por su parte Bakugo no había parado, ahora se encargaba de todo lo que sus padres hacían y eso era tedioso, ser el sultán definitivo no le era fácil y menos cuando quería pasar tiempo con su pequeño.

Pero aún así no se detenía, en sus tiempos libres investigaba cosas sobre aquel lugar que Camie le había comentado, un lugar místico que desapareció hace años, un lugar en el cual quería indgar más y más para conocer el verdadero pasado del pecoso, saber todo lo que incluso Izuku desconoce.

El paradero de Camie seguia siendo incierto, pero hasta ahora no había hecho algo en su contra, todo estaba relativamente tranquilo, incluso con el recluso principal, Shigaraki que no había hablado ni una sola vez, si quiera comido, tal como pensó Katzuki, no hubo represalias de su reino respecto a su captura.

— Kacchan... — la voz del pecoso se escuchó al fondo de la habitación, Katzuki levantó la mirada buscando a su pequeño — ¿Sigues ocupado? — el mayor asintió — ya veo...

— ¿Qué sucede Deku?

— No nada, es solo, que quería comer contigo, pasas mucho tiempo aquí y... Después de todo lo que paso realmente te extraño — el cenizo bajo todos los papeles que tenía sobre la mesa, miro al pequeño, parecia un conejito haciendo capricho, un capricho que realmente quería tomar.

— Bueno... — suspiro — supongo que necesito un descanso ¿No crees? — aseguro el mayor, Izuku se iluminó de golpe mirando al cenizo, quien se levantó de su lugar y fue con el menor directo al comedor, Izuku emocionado le comentaba lo que habia hecho en su dia junto a la castaña, realmente sonaba tan normal que incluso no parecía ser que hace tan solo unos días hubieran tenido una de las peores peleas de sus vidas.

El menor emocionado veía su comida, todo era tranquilo, para Katzuki no había mejor momento que los que compartía con su hermoso pecoso, aquel que nadie le arrebataría, por más que alguien lo deseara, era suyo, desde que era un pequeño niño, la única persona que tenía el poder para arrebatarlo a su lado paracia no querer hacerlo, ya que era el mismo Izuku, era conciente de muchas cosas y una de ellas era que si alguna vez Izuku deseaba irse de su lado, lucharia por evitarlo, pero, si de verdad el menor se lo pedía, lo haría, nada le haría más feliz que ver a su lindo niño feliz donde sea que fuese, se podía morir de celos y envidia, pero aquello no le interesaba.

𝕰𝖑 𝕹𝖎𝖓̃𝖔 𝕯𝖊𝖑 𝕾𝖚𝖑𝖙𝖆𝖓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora