Alborotados

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Era otro día de trabajo para el omega Lee, uno de esos días donde no había mucho movimiento más que los clientes habituales y uno que otro nuevo, sí, era uno de sus días favoritos, dónde se podía sentar en una silla unos minutos y esperar que llegara un cliente.

O un alfa alto, pelinegro y millonario, para ser específico.

Y es que desde que aquel hombre había llegado esa mañana a pedir ese café helado, su omega no había parado de pensar en él.

No me eches toda la culpa a mí, tú también has pensado en él, hasta búscaste fotos de él en internet.

Le recordó su lobo algo indignado, pero no es algo que Dongmin estuviese dispuesto a aceptar.

Saliendo de sus pensamientos, vio como una pareja entraba al local.

Este día había sido muy bueno para ser real. Pensó, odiaba atender parejas.

—Buenas tardes, ¿qué van a pedir? —les preguntó, mirando a la omega.

—Queremos dos cafés y una rebanada de pastel red velvet, el pastel es para llevar —informó el chico alfa, el omega asintió y se puso manos a la obra.

—¿Me podrían dar sus nombres? —pidió mientras tomaba dos vasos y un marcador.

—¿Para qué quieres saber su nombre, mmm? ¿No ves que tiene pareja? —preguntó con enojo la omega.

—Es para colocar sus nombres en los vasos —explicó mostrando los dos vasos y el marcador—. Si gustan puedo no ponerlos.

—No, no hace falta, mi nombre es...

El alfa le dio el nombre de ambos y Dongmin se apresuró a terminar los pedidos, estaba bajo la mirada de una omega celosa y su experiencia le decía que eso no era nada bueno.

—Aquí está su pedido, que lo disfruten —les dio el pedido, normalmente se los diera con una sonrisa, pero eso significaba peligro.

—Gracias, vámonos —se despidió el alfa, mas la omega se acercó a Dongmin por encima del mostrador.

—Ese alfa que ves ahí, es mío, más te vale mantener distancia —amenazó, Dongmin asintió algo incómodo.

—Amor, vámonos —el alfa tomó el brazo de la omega y la sacó del local, Dongmin pudo respirar.

—Dios, aún no puedo creer que existan novias así —exclamó Kayoung, Dongmin asintió.

—El calor anda endemoniando a las personas —concluyó el omega.

La campanita del local volvió a sonar, anunciando un nuevo cliente.

Es él. Pensó al ver al alfa bonito de hace unos días, pero esta vez no venía solo.

—Buenas tardes, ¿qué van a pedir?

—Quiero un café helado —el alfa se volteó para ver a su acompañante—. ¿Qué vas a querer tú?

—Un frappuccino está bien.

El omega tomó dos vasos y un marcador.

—¿Me podrían decir sus nombres? —pidió aunque él ya supiera el nombre del alfa.

—Él es Bin y yo soy Seungkwan —respondió el beta, Dongmin asintió con una sonrisa e informó que ya les prepararía el pedido.

—Uhh, me están llamando, ya regreso —Seungkwan salió del local.

—Aquí tiene su pedido —le extendió los dos vasos al alfa.

—Gracias —agradeció tomando los vasos—. ¿Cuál es tu nombre? —se atrevió a preguntar.

—Dongmin, Lee Dongmin —no sabía porqué sintió la necesidad de responder, anteriormente le habían pasado situaciones iguales, con la diferencia que siempre evitaba responder.

—Tienes un nombre muy lindo, muy propio de ti —halagó el alfa, sonrojando al omega.

Antes de que Dongmin pudiese decir algo el beta llamó al alfa.

—Me tengo que ir, espero verte pronto —el alfa le guiñó un ojo antes de irse, dejando a Dongmin y a su omega alborotados.

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Ice Coffee | BinwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora