Pasado de copas

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Cerró su maletín, recogió su saco y salió de la oficina, otro día de trabajo terminado con éxito.

Moon se despedía de algunos trabajadores que andan por ahí, diciéndoles que trataran de no quedarse hasta tarde y agradeciéndoles por un buen día.

—Aahh, el señor Moon siempre tan caballeroso —suspiró una omega, viendo a su jefe esperar el ascensor.

—Jamás ví a un jefe tan preocupado por sus empleados que él —dijo otra omega.

Una chica en particular, también omega, se le quedó viendo sin decir nada, el señor Jeon era el prototipo de alfa estándar.

—Sí, él es taaan genial —suspiró viendo como se metía al ascensor y minutos después desaparecía de su campo visual.

Volviendo con Minhyuk, fue hasta el estacionamiento para subirse en su auto e ir a su casa.

Omega.

Desde la última vez que vio a ese lindo chico de la cafetería (del cuál había descubierto que se llamaba Dongmin) su lobo había estado más despierto, reclamando la presencia del omega, pero había estado ocupado últimamente y no había podido pasarse por allí otra vez.

Él también quería ver al omega, quería ver de nuevo ese lindo rostro avergonzado y esa linda sonrisa cuando pedía su orden y le daba su pedido.

Tratando de no pensar más en él, salió del estacionamiento directo a su casa.

O eso pensaba, hasta vio como el lindo omega que hace unos minutos estaba en su cabeza, estaba siendo acosado por un alfa en una de las paradas de autobuses.

—¡Déjame idiota! —gritaba el omega tratando de quitarse al alfa de encima, era muy tarde por la noche, no habían personas circulando por aquí para poder ayudar al pobre omega.

El alfa de Bin y el mismo Bin estaban furiosos, con rapidez se estacionó y bajó del auto yendo directo hacia Dongmin.

—¿¡Qué te pasa imbécil!? —le quitó de encima al alfa, empujándolo lejos haciendo que cállese al suelo—. ¿Te hizo algo? —preguntó con voz suave al omega, quien solo se le quedó mirando con ojos brillantes.

—¿Es tu omega? —preguntó el alfa desconocido con una mirada que no le gustó para nada a Bin.

—Y si lo es, ¿qué?

—Es solo que, amigo, eres muy afortunado, ¿cuánto me darías por una noche con él? Apuesto que debe ser una bestia en-

Bin se acercó furioso hasta el alfa dándole un golpe fuerte en la nariz que no le permitió seguir hablando para luego tomarlo por el cuello de la camisa.

Cállate, no te quiero ver molestando a mí omega, desperdicio de alfa —el alfa se encogió al escuchar la voz de Bin—. Esfúmate.

Algo muy particular de la voz de mando de Bin, es que esta podía también someter a otros alfas. Antiguamente, solo los líderes de las mandas eran capaces de poseerlas, no eran muchos los alfas que la tenían.

El alfa salió corriendo de allí, cuando estuvo fuera de su vista, Bin volvió a ver al omega.

—Lo siento si te asusté, iba pasando y de repente te vi en esta situación y yo no pude controlarme —explicó.

El omega iba a dar un paso para llegar a él, pero su pierna le falló y casi cae al piso de no ser por los ágiles reflejos de Bin que lo atrapó entre sus brazos.

—¿Acaso tú eres mi príncipe azúl? —le preguntó poniendo una mano en su mejilla.

Bin lo miró con una sonrisa, la cara del omega estaba roja por el alcohol, dándole una imagen adorable.

—No lo sé, ¿quieres que sea tu príncipe azul?

Dongmin sonrió, pero no duró mucho porque de repente su ceño se frunció.

—Oye, yo te conozco —le apuntó con su dedo índice.

—¿En serio? —preguntó con diversión, causándole ternura el estado de ebriedad del omega.

—Mjum, eres Moon Bin, mi cliente favorito —las mejillas del alfa se tiñeron de un leve color rosado.

Dios, parecía un adolescente enamorado cuando la chica que le gusta le hace un cumplido.

—Me alegro mucho de serlo, pero creo que es hora de que vayas a casa.

Cargó al omega hasta su auto, dejándolo en el asiento del copiloto, luego de que el omega le haya dicho dónde vivía para dejarlo en su casa arrancó el carro.

—Bin.

—¿Mhm?

—Creo que me gustas.

El alfa volteó a verlo sorprendido, rápidamente volvió a mirar al frente para evitar algún accidente.

—Mi omega te ha estado llamando —empezó a explicar—. Ver fotos tuyas lo calma, pero no es suficiente —hizo un puchero en sus labios—. No has pasado a comprar, ha estado deprimido estos últimos días.

A Bin le dieron ganas de besarlo, pero aún no podía.

—Yo también, creo que me gustas, a mi también me pasa todo lo que acabas de decir —confesó—. Discúlpame por no haber ido, he estado un poco ocupado en el trabajo y no he podido ir.

El omega tomó la mano libre del alfa y la puso en su pierna, la diferencia de tamaños siendo notaria.

—Gracias por defenderme —acarició con cariño la mano del alfa con su pulgar.

—No es nada —le devolvió la sonrisa, quedando en un cómodo silencio.

☕️

Cuando llegaron a dónde vivía el omega, Bin se apresuró a bajar para acompañar a este.

—Necesito asegurarme que no te vayas a caer —se excusó, tomando por la cintura al omega para que no volviera a caerse.

Subieron en el ascensor y fueron hasta el apartamento del omega.

—Creo que es hora de despedirse —dijo el alfa, Dongmin no estuvo de acuerdo.

—Uhm, ¿esto no es solo por hoy, verdad? —preguntó con tristeza en su voz.

—No, esto solo es el comienzo, ya te cansarás de verme —se acercó y dejó un beso en su frente—. Pero antes de irme, ¿me das tu número?

El omega rió y sacó su teléfono, intercambiado números.

—Ahora si, tengo que irme —volvió a dejar un beso en la frente del omega—. Nos vemos, bonito.

El alfa fue hasta el ascensor bajo la atenta mirada del omega, cuando las puertas se abrieron se despidió con la mano y diciendo un "hasta luego" para meterse y desaparecer por las puertas.

Dongmin se metió en su casa, aún sin creer todo lo que estaba pasando y teniendo miedo de despertar de este lindo sueño.


4/7

Ice Coffee | BinwooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora