Capitulo 6: Segunda Oleada

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Planeta X-60

Los humanoides aliens gamma, con sus imponentes armaduras azules brillantes, descendieron de las naves invasoras con una precisión militar fría y calculada. Sus figuras altas y musculosas se destacaban contra el paisaje en ruinas, y sus ojos brillaban con una malicia inhumana mientras avanzaban por las calles del pueblo devastado.

Con movimientos coordinados, los aliens gamma desplegaron armas avanzadas y comenzaron a disparar indiscriminadamente, sembrando el caos y el terror entre los habitantes indefensos. Sus armaduras resplandecían con una energía ominosa mientras avanzaban, dejando un rastro de destrucción a su paso.

En el Coliseo, Savage y los demás observaban con horror la brutalidad de los invasores. Sabían que debían actuar con rapidez para detener la invasión y proteger a su gente.

—¡No podemos permitir que sigan haciendo esto! ¡Debemos detenerlos antes de que sea demasiado tarde! —exclamó Savage, su voz llena de determinación mientras se preparaba para liderar el contraataque.

Con sus armas en mano y sus corazones llenos de coraje, Savage y los guerreros del Coliseo se lanzaron a la batalla contra los aliens gamma. En aquel momento de enfrentamiento y valentía, se juraron a sí mismos que no descansarían hasta que los invasores fueran expulsados de su planeta y la paz fuera restaurada una vez más en X60.

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En medio del caos y la destrucción, los instructores se enfrentaban valientemente a los aliens gamma en feroces combates cuerpo a cuerpo. Sus movimientos eran rápidos y precisos, cada golpe y bloqueo ejecutado con maestría mientras luchaban por mantener a raya a sus enemigos.

Savage, Lira y Diav se unieron a la batalla, cada uno desatando su estilo bestia con determinación y coraje. Savage se movía con agilidad felina, sus golpes potentes y precisos mientras buscaba abrirse paso entre las filas enemigas. Lira canalizaba la energía de su estilo bestia en poderosas ráfagas de luz, enviando a los aliens gamma volando por los aires. Diav, por su parte, luchaba con ferocidad, su determinación de demostrar su valía ardiendo en su mirada mientras desataba todo su potencial en la batalla.

—¡Mantengan la línea! ¡No podemos permitir que avancen más! —gritó uno de los instructores, mientras golpeaba a un alien con fuerza.

—¡Savage, a tu derecha! —exclamó Lira, señalando a un grupo de aliens que se abalanzaban sobre él.

Savage respondió rápidamente, girando sobre sus talones y lanzando una serie de rápidos golpes que enviaron a sus atacantes tambaleándose hacia atrás. Diav, por su parte, se enfrentaba a varios enemigos a la vez, su cuerpo moviéndose con gracia y rapidez mientras esquivaba sus ataques y contraatacaba con fuerza.

La batalla era intensa y brutal, con cada lado luchando con todas sus fuerzas por la victoria. En aquel momento de peligro y sacrificio, Savage, Lira, Diav y los instructores se mantuvieron firmes, decididos a proteger a su planeta y a su gente de la amenaza alienígena que se cernía sobre ellos. Juntos, lucharían hasta el final, sin importar cuán difícil se volviera el camino por delante.

Diav se encontraba enfrascado en un feroz combate con uno de los aliens gamma, sus movimientos ágiles y precisos mientras esquivaba los ataques de su oponente y contraatacaba con ferocidad. Sin embargo, la voz burlona de su adversario resonó en el aire, interrumpiendo momentáneamente el duelo.

—¿Qué crees que estás haciendo, Absolutiano? Esto no es más que un juego para nosotros. No tienes ninguna posibilidad contra nuestro poder —se burló el alien, su tono lleno de desprecio mientras se abalanzaba una vez más sobre Diav.

Diav apretó los dientes, ignorando las provocaciones de su enemigo mientras se concentraba en mantenerse firme en la batalla. Sabía que enfrentarse a los aliens gamma sería un desafío formidable, pero estaba decidido a demostrar su valía como guerrero, independientemente de su origen.

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