Si las pesadillas pueden convertirse en sueños, ¿podrás algún día perdonar todo el mal que te he hecho?.Los periódicos volaban por la ciudad informando la pérdida de 50 personas en el mar. El gran barco turístico que iba hacia España naufragó tras una terrible tormenta. Se reportaron 19 desaparecidos y un cuerpo sin vida ahogado.
El cuerpo fue reconocido como la hija el jefe de la Marina: Kagome Higurashi. Sus restos estaban completos, su cuerpo parecía no haber chocado con algo o haber sido comido por los tiburones.
Ella se veía intacta.
Le encargaron el cuerpo al médico patólogo forense, quien pidió que se llevaran el cuerpo hacia su clínica.
—¿Esto cuando va a acabar?. — murmura el hombre de unos treinta dos años quitándose unos guantes. Observó el cuerpo con detenimiento, acaricia do sus mejillas. —Deberías haber renacido siendo una sirena hace mucho... ¿Acaso es un engaño?.
Se dio la vuelta y revisó unos frascos dentro de un estante. Agarró un pequeño recipiente con un líquido rosa el cual vacío sobre los labios de la chica. Tiempo después Kagome abrió sus ojos, espantada y aterrorizada.
El doctor se sentó a una distancia media y cruzó sus piernas. Aclaró su garganta para llamar su atención otra vez.
—Basta. Te dije que no lo hicieras más. Y también te dije que dejaras de ser tan falso y volvieras a tu pecera gigante. — lo señaló con el dedo, se le veía molesta.
—Dame algo para olvidarme de tí. — se hace el dramático, colocando sus manos sobre su cara.
—Eres una pesadilla, tritón. ¿O prefieres que te diga Sesshomaru?.
Él le sonrió. Se levantó de su asiento y se le acercó de manera amenazante. Agarró su barbilla y la obligó mirarlo directamente a los ojos, se le acercó y besó sus labios tiernamente.
—Estuve a punto de meterme al agua a buscarte, amada mía.
—El mar siempre me traerá contigo. Después de todo, el océano te obedece. — susurró. —Bien. ¿Cuál será la siguiente forma en la que moriré?.
Dejó de sujetarle las mejillas y caminó hacia su despacho no muy lejos de la sala de autopsias. Rebuscó entre los cientos de libros y cuadernos de medicina hasta encontrar el grueso libro de color marrón que tanto buscaba.
Lo llevó bajo el brazo hasta donde está Kagome. Abrió el libro y comenzó a leer una de las últimas páginas.
—Forma número 100: asesinato doble en el mar de fuego. — señala el mapa que trae el libro dibujado en la página.
—Odio esa forma.
—Oh... — volteó un montón de páginas hacia atrás. —Forma número 66: cúpula de sangre.
—También la odio.
—Si quieres dejar de morir otra vez debemos probar esa. Es la única que no hemos probado y la única que nos incluye a los dos. La otra es un sacrificio aparte y ni tú ni yo sabemos quien es el alma seleccionada para eso.
Ella miró hacia abajo. Sesshomaru cerró el libro y levantó su cabeza. Le dio un suave beso en la nariz y le sonrió. Ella también lo hizo y tomó una de sus manos.
—¿Por qué aún me tienes miedo?.
—Eres mi mayor trauma.
—Lo hago por el bien de nuestro amor. Te deseo como mía. No puedo herirte lo suficientemente mal sino podría perderte.
—Eres un monstruo, un mito viviente.
—Kagome, por Neptuno. No seas dramática o rencorosa.
—¿Por qué no pruebas matarte a tí mismo? No lo has intentado.
Él soltó una leve carcajada.
—¿De quién crees que era la sangre en tu muerte número 88?.
—¿Era tuya?. — él asintió. —Con razón sabía a pescado.
—Es natural. Suerte que se ha tornado de color rojo tras pasar tantos años en la tierra.
—Ya sé... ¿Pecesito de sangre rosa?.
Él niega con su cabeza manteniendo una sonrisa.
—Sangre violeta.
—Que asco... — lo aparta y rebusca en unos cajones de su oficina algo de ropa. —Bien... Intentemos la número 66... No queda nada que perder.
—¿Es un trato?. — en tridente detrás de ellos vibró.—Por supuesto. Ya no puedo abandonarte. — agarró sus manos. Sesshomaru llamó al tridente hacia su mano y el tiempo volvió a retroceder a la época cuando Kagome era una niña.
Fin del primer Extra
ESTÁS LEYENDO
Water never Lies
Fanfiction• En épocas muy antiguas; donde los países vivían y se desarrollaban gracias a los barcos mercantes y las guerras ganadas sobre el agua, los marineros inventaban historias sobre criaturas mitológicas y fascinantes que atraían a los hombres con su ca...