Adoro el miedo y el terror reflejados en tus hermosos ojos.
Otra vez estaba subiendo al barco. Tuvo miedo de acercarse al borde y ver el mar. Le aterrada que él estuviese ahí, acechándola.
Se dirigió a una pequeña biblioteca dentro del navío, localizada en el piso del medio sobre las cargas y la maquinaria del barco. Era muy silenciosa y no había casi nadie. Estaba sólo ella y un montón de aburridos libros de historia.
O al menos de esos había.
Se puso a investigar un poco y encontró una copia del clásico "Romeo y Julieta". Había leído el libro más de treinta veces y también había sido espectadora de una obra de teatro dirigida a ese ejemplar literario. Sin embargo a ella sólo le atrajo leer un poco de ese libro.
Un amable camarero le llevó una taza de té. A petición de su padre, según dijo el muchacho antes de irse. Veía de vez en cuando hacia las ventanillas el día. Calculaba que había estado leyendo durante mucho tiempo y decidió parar su lectura.
Se fue al restaurante y encontró a sus padres llegando. La familia almorzó muy amenamente, entre charlas y risas. Kagome se encontraba bastante tranquila.
Bajó las escaleras con la intención de volver a la biblioteca, pero algo en su tobillo comenzó a arder. Se sentó en medio de la escalinata y revisó la mordedura que tenía. Estaba extrañamente brillando, por así decirlo. Y eso le asustó.
A sus oídos llegó una melodiosa voz masculina que la atrajo enseguida. Siendo presa de la melodía continuó bajando las escaleras hasta la sala de maquinarias, esquivó varios equipajes y salió al mar por una puerta trasera que de alguna manera estaba abierta.
Observó el océano en calma. Algunos delfines nadaban por ahí. Tal vez cazaban o sólo daban una vuelta en manada. Volvió a preguntarse que hacía ahí hasta que su mordida volvió a arder de una manera dolorosa.
Se puso de cuclillas a sobar la marca de dientes y el agua frente a ella comenzaba a emanar burbujas. Se acercó un poco y una cabeza llena de cabellos blancos se asomó. Aterrada dio torpes pasos hacia atrás, intentó abrir la puerta pero le fue imposible.
—No me hagas daño.
—Por supuesto que lo haré. — respondió rápidamente. Apoyó sus brazos sobre el borde de la plataforma y le sonrió.
—No te acerques... — retrocedió.
—No puedo. ¿O tal vez sí? ¿Quieres que lo haga?. — ella negó con su cabeza. Se levantó con ayuda de sus manos, aprovechó su cuerpo resbaladizo y terminó sobre la anatomía de ella.
—Basta.... No eres real.. Eres una ilusión de mi cabeza.. Es sólo eso... — de sus ojos comenzaban a emanar lágrimas.
—Soy tan real, pequeña. — acarició sus mejillas mojadas. —No llores o perderé el apetito. — ella continuó llorando. —¿Cuál es tu nombre?.
—Kagome...
—Que bello nombre. — poco a poco se fue separando hasta llegar a sus pies. Pasó su lengua por la mordida y le sonrió sobre su piel. —¿Sabes quién te hizo esto? — ella negó. —Fui yo. Te queda bien pero ya no es necesario que la tengas.
Tocó la piel mordida y la marca se difuminó hasta desaparecer.
—Nos vemos pronto, Kagome. — volvió a hundirse en el agua hasta desaparecer.
Abrió la puerta y huyó a su habitación. Se cubrió con las sábanas y no pudo evitar temblar, mas no logró llorar.
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Water never Lies
Fanfic• En épocas muy antiguas; donde los países vivían y se desarrollaban gracias a los barcos mercantes y las guerras ganadas sobre el agua, los marineros inventaban historias sobre criaturas mitológicas y fascinantes que atraían a los hombres con su ca...