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A Yoshino Junpei no le desagrada en lo absoluto sus dos mejores amigos. Pero la verdad es que lleva toda su vida unido a una organización que se dedica al tráfico de personas embrujadas, a robarlas y explotarlas. Es algo que conoce desde siempre, así que no piensa dejarlo por cosas sentimentales.

Junpei es emo de día y bad boy de noche.

No esperaba que Yuji acabara involucrado con esa gente, de no ser por eso jamás hubiera considera hacerle algún tipo de mal. Sin embargo, su error fue tener una conexión con los Gojo y volverse una entrada fácil a qué Junpei pudiera cometer lo que tanto se había querido: quedarse con el embrujo del gato.

Era fácil, buscar una manera de secuestrar a Gojo y arrancarle los ojos, realizando un ritual específico y prohibido del que ni siquiera las familias malditas sabían. Así se adueñaban del embrujo y lo usaban a su conveniencia. También podían hundir a los Gojo, la familia que llevaba tanto tiempo derribando sus negocios.

Lo difícil era llegar a él. El tipo tenía un estricto estilo de vida y nunca lo han visto transformado. Hay miles de gatos callejeros o domésticos y es imposible tratar de espiarlo en su casa. Las familias malditas tienen buenos sistemas de seguridad y un buen monitoreo en su personal. Les ha sido imposible colarse entre ellos y conseguir información.

Además no tiene mucho que los Zenin les ofrecieron una buena cantidad de dinero por recuperarles a uno de sus miembros. Al parecer el hijo de una persona que ellos despreciaban había heredado el embrujo del perro y acabó entre las garras de los Gojo, haciendo que su familia perdiera algo de poder debido a sus escasos casos de embrujos y lo poco prácticos que eran.

Por eso Yuji era la pieza clave.

Desde que Junpei vió a Suguru Geto platicando con Yuji se dió cuenta que había algo detrás de todo. Un premio gordo estaba oculto en esa historia, había nombres mencionados que resultan atractivos y con varios ceros a sus costados.

Las sospechas eran ciertas.

Ya podrían tener a Gojo y al mocoso de los Zenin. Pero no se lo iban a devolver a esa familia, sólo los harían creer que si para que les soltaran billetes.

Bueno, los Gojo no eran el único objetivo. Todavía quedaba mucho más que contar.

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Yuji se pasó toda la tarde platicando con esos hombres, recibiendo miles de amenazas y fue obligado a firmar un contrato de confidencialidad para evitar que hablara sobre algo que dijeron durante esa reunión o de lo que Yuji supiera de las familias.

Se le acabó hablando sobre eso de los embrujos y cómo funcionaban, también de sus razones para actuar tan histéricos y tratar de que nada de eso saliera a la luz. Yuji lo entendió, pero no pudo evitar pensar que él no se metería en eso de no ser por el tipo guapo que técnicamente se lo reveló.

De ahora en adelante mientras Yuji no se metiera en sus asuntos no lo iban a molestar. También se le permitió continuar con el plan de Gojo sobre mantener una convivencia entre los infantes para que resuelvan sus diferencias y se lleven mejor. Yuji estuvo por negarse, pero todos empezaron a decir que era buena idea y que así Fushiguro podría tener una mejor habilidad para socializar. Ya que Sukuna sabía el secreto se le iba a permitir convivir con el niño.

Yuji no está de acuerdo, pero no tuvo opinión ni voto en esa charla.

Estaba exhausto, como nunca se le permitió sentarse, tenía los pies adoloridos y le punzaban. Aún con eso se dirigió al jardín que le indicaron y llegó a dónde debería de estar su hermano, encontrando al muy maldito jugando con Megumi, los dos estaban atando a Haibara mientras que el tipo guapo les aplaudía, ayudando a atar más fuerte el nudo.

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⏰ Última actualización: Apr 30 ⏰

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Casualidad || GoyuuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora