Capítulo 3: "El Amanecer"

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Hoy desperté en un lugar extraño, rodeado de personas extrañas, sin entender que ocurría, un sujeto me ayudó a levantarme y concentrarme.

-Entonces, estoy en Roma- dije mientras miraba a mi alrededor.
-Es correcto- respondió el sujeto a la vez qué cruzaba sus brazos.
-¿Y tú eres?- pregunté mientras hacía un gesto de curiosidad.
-Mi nombre es Apolo, ¿Y el tuyo es?-.

Mi nombre, no sabía mi nombre, que podía responder... Miré a mi alrededor para tratar de buscar un nombre para poder salir de la situación tan incómoda, mire carteles, tiendas y de pronto ví una que me llamó la atención: "Le torte dolci di Matías" en ese momento solo se me ocurrió decir.

-Me llamo Matías- mientras una risa nerviosa se me escapaba.
-Un gusto Matías, pues fue divertido conocerte y ten cuidado para la próxima, Ciao!-.

Y tras despedirse Apolo se fue en dirección a unas tiendas. A pesar de ya tener un nombre, no sabía a dónde ir, ni que hacer, fue extraño, y yo parecía extraño pues las personas que pasaban me miraban algunas con asombro, otros con recelo, trate de caminar pero me costaba mucho, sentía mis piernas muy débiles, pero aún así avance hasta llegar a una pileta, dónde unos niños estaban en unos aparatos rectangulares pequeños viendo gente pequeña bailando y gritando, de pronto mire hacia un edificio que decía: "Goditi la nostra nuova gamma di abbigliamento estivo, a partire dalla stagione 2024". Luego de haber visto eso a pesar de no entender mucho lo que decía, el número al final debía de ser el año... Por lo menos ya se donde estoy, en qué año y bueno, tengo un nombre. Pero mi pregunta era...¿Por qué estoy aquí?.

(Muchos siglos atrás...)

Tras el destierro de mi hermano y de los ayudantes que lo siguieron, el creador le encomendó a unos de los ayudantes leales suplantar el puesto de Muerte, su nombre era Azrael, y a pesar de que lo conocía de antes, siempre me causó cuidado el hecho de que no respetaba del todo al ser humano y lo veía como una simple herramienta que podía ser usada a voluntad del creador o incluso de el mismo, por otra parte, los humanos que presenciaron el destierro quedaron atónitos de tal acto y comenzaron a generar pequeños grupos aislados que adoraban a los ayudantes caídos, sobre todo a Luz'efer a quien lo llamaron "Ángel Caído" un nombre muy particular para alguien cuya personalidad era de resaltar y ayudar, pero por la avaricia de mi hermano fue corrompido... Aunque la verdad lo extraño, pero el creador no dijo que sería de él, solo que quedaría atrapado en un cuerpo humano y que tanto su memoria como su poder sería encapsulado, algo que desde cierto punto de vista me daba esperanzas de que lograra redimirse y volver a su puesto... Pero quizás nunca pueda ver eso o a él, me preguntó a dónde lo habrá enviado.

(Ya en el presente)

Han pasado tantos siglos que sigo sin saber dónde estará mi hermano, lo he buscado por todas partes, pero nunca he logrado dar con él; por otro lado, el creador me permitió poder vivir entre el ser humano para poder observarlo y ayudarlo más de cerca, en esta forma me llamo Laura, y soy una doctora de 33 años humanos, vivo en Estados Unidos, y además tengo la fama de salvar muchas vidas, aunque debo reconocer que Azrael logra quitarme algunas muy seguido, fuera de eso, he podido establecer una vida humana para poder pasar desapercibida, con una casa, mascotas y objetos necesarios para la vida humana, aunque muchos humanos en mi trabajo me hablan sobre que me falta una persona a mi lado para "amar", lo cual no considero algo importante porque yo no siento ese sentimiento de forma individual, ya que siento eso hacia todos los seres vivos de este mundo, pero es divertido ver qué intentan ligarme y yo les diga que aún no.

(Mientras tanto en Roma...)

He vagado por esta ciudad todo el día, ya ha oscurecido y no tengo a dónde ir... Me siento perdido, y la verdad sin un lugar donde pueda procesar todo esto, me siento cada vez más abatido; de pronto, siento que alguien a lo lejos grita llamando a alguien, aunque al principio lo ignoré tras la insistencia, me voltee a mirar y era una señora anciana que me hacía señas para que me acercara.

𝕮 𝖆 𝖗 𝖎 𝖘 𝖘 𝖎 𝖒 𝖎  𝕸 𝖔 𝖗 𝖙 𝖊 𝖒 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora