Vive entre rosales y gotas celestiales.
Te estoy describiendo con mi poeta.
Con mi poeta que había muerto.
Te estoy escribiendo como yo.
Escribía hace ya tanto tiempo,
que había olvidado lo que se sentía,
llorar y llorar entre líneas, entre
puntos y comas, entre mil palabras,
ahogarse al tomar una pluma,
esa pluma que escribe en el pensamiento.
Y alza el vuelo escuchando una música con melodías y voces que bailan melancólicas, sin una gota de alcohol. Un efímero sentimiento que perdura con ironía. Recuerdo tus brazos como soles que van muriendo entre las colinas, mirando la vida que hoy es y mañana no.
Estoy agonizando como un suspiro que todos van olvidando.
Estoy y no estoy.
Escucho música y voy cayendo, acaso tengo que borrar me de todas las historias. ¿Acaso no soy yo?. Acaso estoy bien. Acaso hay esperanza. Hoy el tiempo es una burbuja. Acaso puedo creer y volar. Siempre he sabido que las personas no vuelan. Que solo si fuese un ave, podía volar, pero incluso ellas no vuelan por siempre.
Si estoy fatal, hago el mejor escrito romántico.
Si estoy bien, puedo escribir y hacer estragos a tu alma.
Cómo se combina las heridas y la melancólica. Estoy en los rosales, esos adornados con listones dorados que reflejan el sol.
Enero.
Th Marquina
