Internado de los susurros.

Altura helada.

Anther Myllers.

Corría por el extenso terreno de fútbol persiguiendo la pelota que se colaba ente las piernas de mis compañeros de equipo. Llegue hasta ella tomando el control para anotar el último gol antes de que acabará el partido. Una vez transcurrido el tiempo, corrí a las gradas junto a Darlys, quien había venido a verme jugar.

—¡Estuviste genial Anther!

—Ya lo sé, si sigo así conseguiré que me nombren capitán del equipo.

Me senté a la par de ella antes de tomar una botella de agua.

—Eres demasiado atractivo cuando juegas.

Mire detenidamente a la chica en frente mio antes de sonreír, y no, no fue una sonrisa de amabilidad.

—¿Desde cuando te fijas en mi?

—No lo hago.

Volteo la cabeza observando a las chicas que no dejaban de mirarme como si me estuvieran desvistiendo con la mirada. Volví a dirigirme a Darlys:

—¿Segura?

—¡Por supuesto!

Sabía de las intenciones de Darlys hacia mi, no era secreto su pequeña obsesión conmigo. A pesar de no ser correspondida no me cohíbo de un pequeño coqueteo ocasional . Darlys es un alma libre y despreocupada, irradia belleza y seducción. Sus ojos claros, su cabello negro y largo, su piel pálida, su cuerpo, todo era perfecto viniendo de ella. Más no era ella el problema, si no yo. No poder ser su indicado me destroza internamente. Todos saben los conflictos internos que tenemos, si Darlys y yo olvidamos los obstáculos, los conflictos pasaran a ser externos envolviéndonos a ambos.

—Si tu lo dices, nos vemos después. Prometí ayudar a Angel con algo.

Ella asintió con la cabeza en modo de aprobación a lo que yo me marche. De camino a donde Angel se me pego alguien.

—Se supone que eres un psicópata, ¿nunca has matado a alguien?¿que tipo de tratamientos te dan?

Preguntaba Lara como si fuera lo mas interesante del mundo. Me detuve para conversar con ella.

—¿Vas a escribir un libro sobre mi?

—A lo mejor si, ¿me respondes?

—Claro, mi tratamiento es muy distinto. Los enfoques terapéuticos incluyen la terapia cognitivo-condcutual, la de grupo,interpersonal y la psicodinámica.

—¿En que consisten?

—¿Futura psiquiatra?

—Quizás.

Reí, me pareció muy graciosa la situación, hace unos días nos estaba molestando y ahora esto, presiento que no solo es interés por la psiquiatría.

—En resumen se utilizan para ayudarme con a cambiar patrones de pensamiento y comportamiento y bla bla bla. Otro día te doy una información mas detallada. Tengo que irme.

—Esperare con ansias, Anther.

—Hasta pronto, Lara.

Me despedí de ella con una sonrisa correspondida. Angel me esperaba en la puerta con una cara poco agradable.

—¿Que?-pregunte con naturalidad.

—Creí que no vendrías. Tardaste mucho.

—Perdón, me atrase en el partido. Voy a ducharme.

Tras una corta ducha salí del baño. Observe mi reflejo en el espejo admirando lo bien que me veía.

—Con razón ninguna chica se te resiste. —apareció Angel detrás de mi.

—Exactamente, ¿que necesitas?

—Ayúdame a organizar mi colección de monedas por países y por años.

Saco una bolsa llena hasta el tope de monedas tanto antiguas como modernas. Junto con álbumes numismáticos. Abrí los sorprendido, ¿en que momento había viajado tanto?

Horas después...

El comedor estaba repleto de estudiantes, los chicos y yo nos sentamos todos juntos en una mesa alejada de las otras.

—¿Saben que tiene una escuela en común con un psiquiátrico?—preguntó Darlys, algún mal chiste venía en camino.

—¿En que la comida es un asco?—respondió Nayan.

—En que siempre deben tener un plan B por si los alumnos se vuelven locos.

Nayan suelta una carcajada ruidosa mientras que los demás ni se inmutan.

—Aclaro, me rió por educación, no porque me hizo gracia.

—¿Que pasa chicos? ¿mis chistes son tan profundos que necesitan bajar a buscarlos con un submarino?

—Exactamente.

—Anther. —otra vez la rubia.

—¿Si?

—¿Podemos hablar mañana antes del partido?

Mire de reojo a los chicos, encontré cuatro miradas confusas y una de enojo. 

—Claro, te espero.

Se fue sin decir una palabra pero su sonrisa traviesa que lo decía todo.

—Que fue eso? —preguntó Host.

—¿Algo que contar Anther?—le siguió Driw.

Darlys, Nayan y Angel permanecían en silencio.

—Me agrada, empezamos con el pie izquierdo, pero se me hace guapa.

—Ya veo. —dijo Angel para levantarse después de haber acabado con su comida seguido por Darlys y Driw.

—Anther, estas jugando un juego en el que terminaras perdiendo.

Fingí ignorancia para luego volver a la habitación. Se que no es correcto, pero vamos, soy Anther Myllers, puedo tener a quien quiera cuando quiera, ella no es, ni será,la excepción. Mis pensamientos y actitudes son contradictorias, pero ni yo mismo se lo que quiero o lo que siento.

. . .

Dormía plácidamente

Me encontraba sumergido en un sueño profundo y plácido, ajeno a todo lo que ocurría a mi alrededor. El frío de la noche se colaba sigilosamente entre las sábanas, perturbando mi descanso y obligándome a despertar de mi letargo. Entre la neblina del sueño y la realidad, un susurro apenas perceptible rompió el silencio de la habitación: "Señor de la Gravedad"susurro alguien o quizás algo.

Mis sentidos se agudizaron al instante, el susurro resonaba en mi mente como un eco. Me incorporé lentamente, buscando con la mirada la fuente de aquellas palabras en la penumbra de la habitación. Fue entonces cuando me di cuenta de que no estaba en la cama, sino levitando en el aire, suspendido en un estado entre la vigilia y el sueño.

El frío se intensificaba, pero no solo el gélido aire nocturno lo que me erizaba la piel, sino la sensación de ingravidez que me envolvía. El susurro se desvaneció en el aire, dejando tras de sí un rastro de intriga. ¿Quién había pronunciado esas palabras?

En un instante de pánico, la sensación de levitación se desvaneció y caí al suelo con un golpe sordo, rompiendo el silencio de la habitación. El frío de la noche se desvaneció lentamente, pero el eco de esas palabras rondaban por mi mente.

—¿Todo bien?-pregunto Host aún dormido.

—Si, solo me caí.

Es una excusa creíble ya que mi cama queda encima de la de el.