CAPÍTULO TRES

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ARREPENTIMIENTOS

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ARREPENTIMIENTOS

Lucifer no se sentía del todo bien, pues la idea de que su mejor amigo y gran amor se vaya a un país tan lejano no le daba ninguna pizca de gracia ¡no lo entendía! ¿Por qué debían alejar a Alastor? ¿Acaso ellos eran los que daban el mal ejemplo al castaño? ¡Solo estaban liberando a los animales de un cruel destino! ¿Y qué fue eso de que el general se iba a comer a Fat Nuggets? ¿Cómo se atrevía a siquiera codiciar a su amado cerdito? Con razón no tenían mascotas, Adam se las estaría comiendo, o si fueran otra especie, los estaría entrenando para cazar animales silvestres.

Los sentimientos negativos y el cómo soltaba murmullos inaudibles ante la frustración que sentía Lucifer no pasaron desapercibidos por Husk, quien trató de animar al rubio.

— Mi niño, ví como te enfrentaste a esa bestia —empezó a hablar Husk, interrumpiendo cualquier otro tipo de pensamiento en el rubio.— Enorgulleces a nuestros antepasados.

— ¿Crees que Ali se haya impresionado?

— Alastor y todas las niñas o niños del pueblo —le confirmó, notando como su hijo sonreía.— La gente decía que yo era el mejor torero en la historia de nuestra familia.

Husk no era mexicano y tampoco lo era Anthony, ambos eran de países de Europa. En el caso de Husk; él emigró con sus padres de Rusia a México debido a unos problemas con la mafia Italiana, ya tenían familiares viviendo en México por lo que no les fue difícil adaptarse a la cultura pero tan pronto como Husk cumplió los dieciséis volvió a Rusia. En el caso de Anthony, él era italiano; también proveniente de una familia relacionada en la mafia que por accidente, dieron un mal paso en sus planes logrando que Angel fuera uno más en la trata de blancas y terminará en Puerto Rico, en manos de Valentino. Pero eso era otra historia¹, una que ya superaron al punto de formar familia y seguir con el tema de la tauromaquia.

— Pero sabes, eres tú hijo mío el mejor torero —retomó la palabra Husk luego de unos breves segundos de silencio.— Eres tú, el Morningstar más grandioso de todos ¡escribirán canciones sobre ti!

— ¡y yo las cantaré y tocaré! —siguió el ánimo Lucifer.

— Espera... ¿¡Qué!?

— Ejem, ¿y yo las cantaré...? —respondió con duda el menor.

— Ahg hijo —habló Husk, agachándose a su altura.— La música no es algo digno de un torero Morningstar.

— Pero yo quiero ser músico, ¡Oh oh! Tal vez e incluso pueda hacer ambas cosas.

— Nooo, debes concentrarte —dijo frustrado Husk ante las ocurrencias de su hijo.— ¡Ya sé! Tú entrenamiento comienza ahora. Tú tia Cherri me enseñó cuando tenía tu edad.

— ¡Alto! ¿No fue cuando ese enorme toro te dejó en coma?

— Woah, que recuerdos —dijo como si aquel momento fuera memorable.

EL LIBRO DE LA VIDA (AppleRadio-RadioApple) (HIATUS)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora