Beso de despedida

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Yor solía ser una mujer con hábitos simples, acostumbrada a la rutina de tener un trabajo que ocultara lo que realmente hacía

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Yor solía ser una mujer con hábitos simples, acostumbrada a la rutina de tener un trabajo que ocultara lo que realmente hacía. Pasaba sus días inmersa en sus tareas, concentrada en ellas hasta que terminaba. Por las noches, regresaba a su solitario hogar hasta que sonaba el teléfono y Thorn Princess salía a trabajar.

Sin embargo, todo cambió cuando conoció a Loid Forger. Era una persona brillante y con una energía que llenaba cada espacio. Se conocieron en la sastrería, donde los comentarios de la hija de él, Anya, hicieron que compartieran más que unas simples palabras.

Pasó de ser una mujer que regresaba a un hogar vacío, a una madre y esposa que volvía a un hogar lleno de amor. Se acostumbró a los ruidos de Anya jugando con Bond y a los deliciosos olores de los platillos de Loid, encontrando un consuelo que llenaba los espacios vacíos que ni siquiera sabía que existían.

Pero con la felicidad también llegaron los desafíos. Yor tuvo que mantener en secreto su trabajo como asesina y asegurarse de que eso no afectara su papel como esposa y madre mientras se adaptaba a su nueva vida.

Con el tiempo, se había convertido en una verdadera madre para esa chica de cabello rosado, una dueña confiable para ese perro lanudo y la esposa ideal para el hombre que conoció en la sastrería.

Sin embargo, debajo de la aparente felicidad, los secretos de todos salieron a la luz.

—Yor —comenzó Loid, con voz suave pero firme—. ¿Está todo bien?

Yor bajó la mirada, jugueteando con el borde de su suéter. Por un momento, el silencio los envolvió antes de que levantara la vista y se encontrara con los ojos preocupados de Loid.

—Está todo bien —murmuró Yor, su voz, apenas un susurro en la habitación—. Hay cosas... cosas de las que tengo dudas, quiero decir...

Loid asintió y extendió una mano para sostener a su esposa con cariño.

—Entiendo —respondió tranquilamente—. Pero no te preocupes, encontraremos una solución para todo esto.

—¡Sí, mami! —exclamó Anya desde la mesa del desayuno—. ¡Tenemos tu fuerza, la cabeza de papi, yo leo mentes y Bond!

—¡Borf! —interrumpió el perro.

—¡Ya llegaba a ti! —continuó la chica ante el reclamo. Sus padres rieron—. ¡Y Bond ve el futuro!

Yor sonrió, sus ojos brillando con gratitud. Tomó la mano de su esposo y acarició la cabeza de su hija, sintiendo cómo sus miedos desaparecían gracias al fuerte lazo que los unía.

La familia se sumergió en el desayuno, compartiendo los planes para el día y la rutina. Incluso con la verdad revelada, no podían detenerse. La operación Strix de Twilight todavía debía completarse para garantizar la paz entre este y oeste, mientras que Thorn Princess aún debía seguir purgando el país. Sin embargo, había una nueva normalidad a su alrededor.

Cuando estuvieron listos, Bond recibió sus instrucciones habituales para cuidar la casa y, en caso de tener una visión, intentar avisar tan pronto como llegara alguien.

Con el plan en marcha, el resto de la familia se preparó para salir.

—Nos vemos esta noche —dijo Loid—. Anya, recuerda lo que hablamos sobre leer mentes.

—Sí, papi —exclamó la chica con seguridad—. Y tú tampoco olvides lo que dijo mami.

Loid suspiró, pero asintió, recordaría las indicaciones para su dolor estomacal. Después de echar un vistazo a su hija, se detuvo frente a su esposa, que lo miraba expectante, y procedió a darle un beso. Al separarse, notó que ella lo miró con notable confusión.

—Uno para el día —aclaró Loid, con voz suave—. Espero recibir el de bienvenida cuando regrese.

Yor, al principio, se sintió avergonzada por la coquetería de su esposo en público, pero aceptó la idea y también se despidió con un beso directo en los labios de Loid.

En ese momento, supo que, pasara lo que pasara, siempre tendría a los Forger esperándola y nunca más volvería a un lugar solitario.

En ese momento, supo que, pasara lo que pasara, siempre tendría a los Forger esperándola y nunca más volvería a un lugar solitario

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Nota de la autora: Demore con este último aporte porque no sabía qué tono darle. Apenas maneje tensión en esta colección, así que quería darle un cierre bonito.

Esto es todo por ahora, ¡gracias por el enorme apoyo! Me voy a tomar unos días antes de publicar nuevo contenido.

Ciao.

Besos en 128 Park AvenueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora