25.

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Capítulo 25.

Isaac no me escuchó lo qué tenia por decirle, simplemente se fue y me dejo hablando sola, sola con Matias

- No lo puedo cree Matias, volvi a caer en tu juego ¿te han dicho que eres una porquería de persona? - me di cuenta su cara de asombro.

- Me lo has dicho solo tú Vico. Tú puedes estar conmigo, soy perfecto para ti, aceptalo.

- Mierda, no me digas Vico. No quiero estar contigo porque hay otra persona en mi vida, otra persona qué me respeta y se qué no va a jugar conmigo como tu lo has intentado, aparte acabo de perder a esa persona por culpa de tus arrebatos. En serió Matias, dejame ir, no me busques, si me encuentras ignorame.

- Hazlo tu, o ¿por que sigues aquí y no te has ido detrás de el? - sus palabras llegaron a mi corazón, soy una pendeja por seguir aquí y no irme con Isaac.

- Tienes toda la razón, ire por alguien qué si vale la pena porque lo que eres tú, me das asco. - y lo dejo ahí, es Matias no se demorara en conseguir otra con quien jugar.

Salgo lo más rápido que puedo, o bueno lo que mis zapatos me permiten para poder alcanzar a Isaac pero no veo su auto en la zona de parqueo ¡Que bien Victoria la has cagado, y hasta el fondo!
No encuentro ni a Martha, ni a Kevin no tengo como devolverme y ni muerta le digo a Matias que me lleve, no me había fijado en la hora y ya son las 3;00am hora de volver a casa, llamo a Sophie a ver si esta despierta pero no me contesta, debe de estar durmiendo como foca. 3:10am y no puedo esperar más así qué me pongo en la cera para detener un taxi lo más pronto posible

- Deme todo lo qué tenga. - me susurran al oido y de inmediato pienso en mi celular no llevo ni cinco meses con el y ya me lo van a robar, cogo la correa del bolso más fuerte y la acerco a mi.

- ¿Te asustaste? - me volteo a mirar si si es quien pienso.

- Eres un idiota. Pensé que estabas enojado conmigo.

- No Vicky, yo no me enojo con nadie solo necesitaba un respiro. - se me hace increíble que nadie logre ver su lado malo, pero algún día va a explotar y no quiero que sea conmigo.

- Me alegra que no estés enojado, estaba por pedir un taxi. - Isaac solo niega con la cabeza, me coge del brazo y me acerca a su pecho.

- No vas a coger taxi, yo te llevare a casa. Vámonos ya o nos quedamos mucho más tiempo. - me pasa el brazo por la espalda y me guía a su auto, la razón por la qué no lo había visto era porqué estaba en el sótano del restaurante.

El viaje es demasiado incomodo, Isaac me mira un par de veces pero nada del otro mundo estoy casi segura que sigue molesto por la escena que vio con Matias y no quiero darle alguna clase de explicación así que decido mirar como pasan casas, arboles y uno que otro edificio.
Cuando llegamos al barrio privado me preparo para bajarme a toda prisa del carro.

- Mierdaaa. - rebuscó en mi bolso y no doy con lo qué estoy buscando.

- ¿Pasa algo? - me pregunta Isaac igual de frío o peor qué antes.

- No tengo llaves y mi padre no se puede dar cuenta qué he llegado tarde, no me dejara volver a salir y mañana tengo algo que hacer. - no se escucha nada por unos segundos, el estrés me lleva al límite tengo dos opciones dormir en la calle o dormir en la calle.

- Vas a dormir en mi casa. - suena obligado.

- No, menos si lo dices de esa forma además ¿que le dire a mi padre? - es la mejor opción qué tengo hasta el momento, Martha debería estar conmigo con eso me puedo quedar con ella, pero no, la muy desgraciada.

Sobreviviendo al Destino. [Editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora