capitulo veintiséis

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Los novios se fueron de viaje en cuanto resolvieron sus problemas, quizas una semana y media después. También después de insistir durante todo un día a Atticus que los dejara viajar solos, agradeciendo a Odette de que apoyara en convencer a el alfa y los dejará ir solos. Con la única condición de que Harry tenía que llevar puesto a cada hora el reloj con el chip rastreador para asegurarse de que estaba a salvo y que no salieran a tomar a ningún bar, sobre todo porque no conocían aquel sitio y evitar accidentes era lo esencial.

También Louis prometió con la mano en el corazón que no iba a embarazar a Harry.

Atticus lo amenazó diciendo "embarazas a mi hijo y te cuelgo del último piso de mi edificio con los pies amarrados y tú de cabeza. No embaraces a mi caramelito, ya tengo un nieto de cuatro patas que le gusta morder mis pantuflas, no necesito otro por ahora".

Habían viajado en el auto de Harry. Sorprendentemente, desde hace seis meses conoce a su novio y hasta ahora se enteró de que él poseía un precioso carro clásico de colección de color azul cielo con bordes plata. Auto el cual Harry no conducía debido a que no quería aprender a manejar, así que ese auto lo manejaba Atticus, hasta ese día en que Louis fue quien lo condujo durante largas horas sobre la carretera con Harry a su lado, siendo el encargado de poner largas listas de buena música.

La casa en la playa, era muy bonita. Estaba junto a un condominio cerca de la playa, que, por cuestiones de seguridad ante las bonitas construcciones estaban algo alejadas de la marea, pero nada quitaba la preciosa vista al mar que poseían desde su balcón. La casa era de paredes blancas, de un solo piso, con decoraciones azules como los tonos del mar y gigantescas enredaderas de flores rosadas, blancas, amarillas. Donde ellos se quedaron, era una pequeña casa de una sola habitación donde dormirían juntos, una ducha grande, un comedor junto a una cocina para preparar sus alimentos y la terraza con vista hacia la playa.

Era la primera mañana de ellos ahí, la noche anterior habían llegado exhaustos del largo viaje de siete horas en el auto, contando las paradas para sus comidas e idas al sanitario. Así que solo arrojaron las maletas y se acurrucaron en la cama para irse a dormir.

Siendo muy temprano, Harry se levantó para darse una ducha, también quería cocinar para su alfa, así que solo se colocó una camisa de su alfa que le quedaba grande y sus cómodas bragas para andar por la casa.

Harry estaba centrado en picar frutas, voltear sus hot cakes y esperar a que el café estuviera listo en la cafetera para servirle a su alfa, pero una sonrisita se colocó en sus labios, cuando sintió que los brazos de Louis rodeaban su cintura por debajo de la camisa y sus labios depositan un beso en su cuello.

─ Desperté y no te encontré en la cama conmigo ─ dijo Louis, sin soltarlo de su cintura y siendo quien siguiera sus pasos de un lado a otro ─ Buenos días, mi amor.

─ Quería prepararte el desayuno, buenos días, alfa ─ respondió Harry, quien seguía sacaba los hot cakes listos y después vertía más mezcla para los demás.

─ ¿Dormiste bien? ─ preguntó él alfa, llevando sus manos un poco más arriba de su cintura, justo debajo de sus pezones. Una terrible y peligrosa caricia que estaba haciendo guardar sus más vergonzosos suspiros a él omega quien trataba de cocinar.

Y es que habían perdido la cuenta de cuándo fue la última vez que lo hicieron, no era un secreto que durante el camino ellos habían planeado follar lo más que pudieran. No iban a medirse, habían extrañado la privacidad de no medir sus tiempos, de callar sus gritos de placer y que no pudieran tomarse a diario como lo deseaban. Esta vez, no había ataduras; todo comenzó el día de ayer en carretera cuando ya era de noche y Harry se la chupo a Louis en el auto mientras el alfa manejaba y tragó toda su esencia en su boca para no manchar el auto.

we should be together Donde viven las historias. Descúbrelo ahora