No hay dos sin tres (AppleSpear ⚠︎)

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Adam odiaba muchas cosas en este mundo. Pero lo que más odiaba era tener que levantarse para ir al baño cuando ya estaba dormido.

Refunfuñando, el ángel salió de la cama solo con una bata puesta, odiaba que el baño estuviera tan lejos. Su casa estaba en reformas y se había trasladado al cuartel de las exorcistas de forma temporal. Y ahí los baños eran compartidos y estaban al final del pasillo.

Mientras atravesaba el pasillo, notó que una de las habitaciones no tenía la puerta cerrada del todo y un delgado rayo de luz inundaba el pasillo. Sin embargo, el primer hombre no tenía tiempo para eso, necesitaba ir al baño o su vejiga explotaría.

Al volver del lavabo, mucho más aliviado, Adam pudo ver que la luz seguía iluminando el pasillo. Como si fuera un sutil reclamo para que se asomara para comprobar por qué una de sus chicas seguía despierta a esas horas. No es que le importara mucho pero un pequeño gemido procedente de esa habitación, le hizo frenar en seco.

No pudo evitar acercarse para ver qué es lo estaba pasando en aquella habitación.

Pero en el momento en el que pudo ver el interior de la estancia, se arrepintió de hacerlo.

Las habitaciones de las exorcistas eran pequeñas y prácticas. Desde ese pequeño resquicio se podía ver perfectamente todo, en especial la cama que estaba en el centro de la estancia. Ahí pudo ver a su lugarteniente, Lute, completamente desnuda e inclinada como si de un perro se tratara y tras ella, con la misma cantidad de ropa, estaba Lucifer follándola con todas sus fuerzas.

Adam se quedó paralizado presenciando aquella escena. No podía ser real. Pero los desesperados gemidos de Lute lo estaban obligando a mantener la vista fija en ella mientras su cuerpo le gritaba que saliera corriendo de allí.

No lo podía creer. No podía estar pasando otra vez. Sin embargo, el primer hombre no tenía tiempo siquiera para romperse ante el recuerdo de sus dos esposas que lo abandonaron por aquel enano. Los sonidos de los dos cuerpos chocando de forma desesperada le hacían perder por completo su tren de pensamiento. Resultaba hipnótico presenciar el vaivén de esos dos cuerpos que disfrutaban de aquella coreografía tan íntima y llena de placer.

Lucifer era pequeño pero parecía que no todo en él era del mismo tamaño al ver cómo se alejaba de Lute pero sin que su miembro saliera por completo del interior de la pequeña ángel. Con sus garras oscuras el ángel caído agarraba con fuerza las caderas de la lugarteniente. Adam gruñó al ver pequeños regueros de sangre dorada chorreando por los muslos de Lute. Adam sabía que a ella le gustaba el sexo duro pero él no tenía permitido hacerle sangra. Parecía que Lucifer sí tenía el privilegio de poder pintar a la chica con su dorada sangre.

La habitación estaba llena de estímulos que destrozaban a Adam que aún así sentía sus pies pegados al suelo.

-Eres mejor de lo que pensaba, angelito -comentó Lucifer con la voz entrecortada mientras no desistía en el ritmo de sus frenéticas embestidas.

-Gracias, señor -contestó ella entre gemidos que intentaba contener inútilmente.

Adam gruñó. Así es como le llama a él. Se sentía especial cuando le llamaba señor. Ahora ese apelativo solo le daba asco.

¿Cómo habían llegado a esa situación? ¿Cuántas veces habían estado esos dos en la cama a sus espaldas? ¿Cómo había llegado ese enano al Cielo? ¿Se escapaba de su reino solo para follarse a su teniente? ¿Por qué Lucifer tenía que quitarle a todas las mujeres que quería?

Sus pensamientos volvieron a detenerse cuando los gritos de Lute volvieron a llamar la atención. Conocía esos gritos, había llegado al orgasmo.

Lucifer apretó el agarre en las caderas de la albina para mantener el ritmo de los golpes de sus caderas mientras ella perdía la fuerza en los brazos, dejaba caer su cara contra la almohada y facilitaba que el ángel caído le levantara un poco más el culo que estaba agarrando con fuerzas para llegar aún más profundo dentro de ella no dejaba de disfrutar de su éxtasis.

Tanto en el Cielo como en el Infierno (One-shots de Hazbin hotel)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora