Sonic y Lightning (Oc): La película (EDITANDO)

Cap X: Un final feliz y nostálgico

Todo había vuelto a la normalidad en la ciudad de Green Hills, cada uno hacia su deber en la mañana como si la pelea entre los hermanos y Robotnik jamás hubiera ocurrido. Tom y Maddie se encontraban pintando las paredes de la casa, me imagino que recordarán lo que pasó al inicio de la aventura.

Hasta que alguien empieza a llamar a la puerta, así que Tom y Maddie se acercaron para ver quién era.

–¿El Sr y la Sra Wachowski?–

–¿Sí?–

Saca un sobre. –Un gesto de agradecimiento de su gobierno, por no haber hablado de incidentes que jamás ocurrieron.–

–Me pregunto que es.–

–¿Para reparar la casa? ¿Dinero?–

–¿Una carta del presidente?–

–Ya lo verán.–

Tom abrió el sobre con entusiasmo, pero digamos que no duró mucho cuando vio que no era ni dinero ni una carta del presidente, sino una tarjeta de un restaurante italiano.

–Olive Garden…–

–Por como dijo “ya lo verán” pensé que era algo mejor de lo que habíamos dicho.–

–¿Han probado su tazón infinito de pasta? Es infinito.–

–Suena… refinado.–

–Buen regalo, valoramos mucho el gesto.–

–… Supongo que se cerró el caso con Robotnik, ¿no señor? Solo desapareció.–

–Disculpe pero, esa persona no existe y jamás existió.–

–Ojalá fuera cierto.–

–¿Por casualidad han estado en contacto con ciertas criaturas extraterrestres desde el incidente? Al tío Sam le gustaría charlar con ellos, muy casual, un almuerzo.–

–… ¿Se refiere al pequeño azul?–

–¿Y a la gata blanca?–

Como el mayor asintió, Tom y Maddie negaron repetidas veces.

–No hemos vuelto a saber de ellos.–

–Muy bien.–

–Gracias, adiós.–

–Gracias.–

Tom empezó a cerrar la puerta viendo como el contrario intentaba ver más allá de los dueños de la casa. Cuando terminó de cerrarla, Tom habló.

–Confieso que ese tazón de pasta si se me antoja.–

–Oigan, ¿quieren ver una película o qué?– Dijo Sonic asomándose detrás del sofá, seguido de Lightning.

–¡Oh! ¿Y con palomitas acarameladas?– Preguntó con ojos brillantes.

–Lo siento chicos, tengo que estudiar así que mejor váyanse a su cueva.–

–De acuerdo.– Dijo caminando ya, pero el cobalto no estaba del todo contento.

–¿Qué? ¡Son las 3 de la tarde!–

–Te pones necio cuando estás cansado, vete.–

–¡Pero si no estoy cansando! Ash, son como unos abuelitos.–

Soltó una risita. –Camina don gruñón.– Dijo tomando su mano.

Ve que los hermanos se dirigen a la puerta. –¿A dónde van?–

–Nos dijeron que fuéramos a nuestra cueva.–

–Y así es.–

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