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"Casi doce lunas desde aquella noche de ritual, pero el recuerdo sigue ardiendo en mi mente como las llamas que consumen los esclavos en las Catorce Llamas. Después de aquel evento, las cosas empezaron a torcerse en el imperio, como si los dioses mismos hubieran retirado su favor.

Los conflictos entre casa y se intensificaron, alimentado día tras día por el abuso desenfrenado del poder de los dioses. Nuestra casa, parecía se tambalea en medio de la discordia y la enfermedad. Una de nuestras grandes hermanas cayó enferma, y su debilitado estado ha sembrado la inestabilidad entre nosotros.

Pero no todo son sombras en este oscuro panorama. El ritual terminó dando sus frutos. Azara, resultó embarazada a los pocos días y dio a luz a un niño de cabellos negros y ojos violetas. El niño fue nombrado Ardanis, y su nacimiento fue celebrado como un rayo de esperanza en medio de la oscuridad que nos rodea. Presentado ante las Grandes Casas y todo el imperio, su llegada fue recibida con expectación.

Nos aferramos a este pequeño destello de luz como un faro en la tormenta. Pero sé que los desafíos que enfrentamos son grandes y que el futuro de Valyria es más incierto que nunca. Rezo a los dioses para que nos guíen en estos tiempos oscuros y nos concedan la fuerza para superar las adversidades que se interponen en nuestro camino"

-Verena Vengerberg, Año 114 a.c

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Verena se encontraba en la habitación de la suprema, alli reinaba un ambiente de tranquilidad y serenidad. La anciana reposaba en su cama, su respiración era suave pero evidenciaba la fragilidad de su estado. El aroma penetrante del incienso medicinal llenaba la estancia, impregnando el aire con su poder curativo.

Con cuidado, ella se ocupaba de los cuidados de la suprema. Con un paño húmedo, limpiaba su frente y cuello, eliminando el sudor que la incomodaba. Cada movimiento era ejecutado con delicadeza, con la atención propia de quien atiende a un ser querido en momentos de necesidad.

Luego, Verena aplicaba con suaves movimientos un ungüento medicinal sobre el pecho de la anciana, buscando aliviar sus dolencias y proporcionarle al menos un poco de alivio.

Una vez completada su tarea, Verena se inclinó para besar con reverencia la mano de la suprema, mostrando así su profundo respeto por su autoridad y su aprecio personal. Después de despedirse con una reverencia, se retiró de la habitación con determinación en sus pasos.

Al abandonar el santuario de la anciana, Verena se encaminó hacia el templo, avanzaba por los oscuros pasillos de la fortaleza y su mirada vagando por el ambiente sombrío que la rodeaba. Todo parecía apagado, lúgubre, y todas las hermanas, incluyéndola a ella misma, vestían de negro en señal de duelo. Era evidente que todas sufrían por la situación que atravesaba la casa.

Al entrar al templo, Verena se sintió abrumada por la oscuridad del lugar y al ir acercándose más a la estatua de la diosa pudo distinguir como se amontonaban múltiples ofrendas: comida, vino, joyas, velas... Todo era una súplica desesperada de ayuda, pero parecía que la diosa no respondía.

Arrodillándose ante la estatua, Verena encendió una vela y comenzó a rezar fervientemente a los dioses por ayuda y por esperanza. Fue cuando escucho una voz familiar llamarla que su concentraciónse se rompio y se volvió para encontrarse con su amiga.

-Verena- salido Lydra acercándose a ella.

La expresión en el rostro de Lyra era un reflejo del pesar que compartían, pero aún así, llevaba una sonrisa triste en los labios y sus ojos reflejaban el cansancio de días de incertidumbre. Arrodillándose a su lado, encendió una vela y tomó la mano de Verena con ternura.

LA SOMBRA DE LOS DRAGONES| El Legado De Verena Vengerberg Donde viven las historias. Descúbrelo ahora