Como tentar a la suerte.

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CAPITULO 10

JAMIE

¿Qué mierda estaba haciendo Austin aquí? ¿Por qué estaba aquí? ¿Por qué estaba en mi disquera? ¿Qué hacia aquí con Robbie?

No me fui del estudio, claro que no. Me posicione detrás de la puerta, espiando por el cristal. Austin y Robbie intercambiaban palabras y ambos se reían.

Quería ir e interrumpirlos. Quería decirle a Austin que se fuera ahora que podía, ahora que las luces, la fama y el dinero aun no lo desviaban del camino. Que buscara otra disquera y otro productor. Quería salvarle la vida.

Apreté las manos lo más fuerte que pude. Expulse el aire por la boca y me quede quieta, viendo como entraba a la cabina de grabación. Robbie se inclinó para decirle algo al ingeniero de sonido y el asintió para con sí. Me recargue impaciente, en la pared.

Austin abrió los labios y empezó a cantar.

Nuevamente una sensación desconocida recorrió cada terminación nerviosa de mi cuerpo. Su voz me transportaba a lugares que ni siquiera mi propia mente podía reproducir. Su música era tan calmada, tan pacifica, que me calmaba. Me calmaba de una forma que ni la droga ni la cerveza podían realizar.

Siempre había querido ese tipo de voz, porque esa voz...es pura, es real. Te cuenta una historia y se introduce en tu corazón. Puedes identificarte con esa voz tan melodiosa, que hace que pienses positivo, que se aclare tu mente, piensas las cosas un poco mejor.

La canción parecía extenderse y yo no podía estar más contenta. Pegue la cara al vidrio y vi la expresión de Robbie. Tenía una gran sonrisa en su rostro y tuve que usar toda mi fuerza voluntad para no abrir la puerta y abalanzarme contra él. Sabía exactamente lo que veía, la cara de Austin en un billete de cien.

Austin por su parte, no prestaba atención. Estaba enfrascado en cada nota de la canción, no escuche ninguna desafinación. Se dejaba llevar por la emoción y eso hacía que se me erizara la piel. Me descubrí a mí misma pensando que él debía ocupar mi puesto. Él debía ocuparlo, la audiencia iba a amarlo.

La canción termino y Robbie se levantó de sopetón. Abrió la puerta de la cabina y abrazo a Austin. Mis mejillas estaban rojas de la furia ciega que sentía.

Ambos sonrieron y Robbie se rio a carcajadas. Estaba feliz, seguramente pensaba que había encontrado una mina de oro. Era un maldito bastardo de mierda...

-¿Jamie? ¿Qué haces aquí?

Me voltee, asustada y vi a Maggie, entornando los ojos.

-¡Maggie!-exclame- ¡Me diste un susto de muerte!

-Estaba buscándote, tu carro está esperándote, pero, ¿Qué haces aquí? Deberíamos estar camino a...

-¡MAGGIE!-escuche a Robbie gritar desde el otro lado de la puerta-¡MAGGIE VEN AQUÍ!

Ella cerró la boca y me hizo un movimiento para que la dejara pasar. Rápidamente me quite de la puerta y ella entro. Me quede escuchando.

-Háblale a Jamie, ¿quieres? Dile que es urgente.

-Claro señor Davis, deme un momento.

La puerta se abrió nuevamente y Maggie hizo ademan de irse. Después regreso conmigo y me indico con la mano que esperáramos unos minutos.

Amaba a esa mujer, siempre sabia como encubrirme.

Al transcurrir unos 5 minutos, Maggie me tomo por la espalda. Abrió la puerta y ambas entramos a la habitación. Fingí cara de suficiencia y aburrimiento.

¿Como escapar de uno mismo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora