cinco ⑇ durazno

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Philza no había querido salir de su casa ya hace bastantes días por lo que su madre, agobiada de la situación al no saber que demonios le pasaba a su hijo, decidió mandarlo a una tienda a comprar ingredientes para poder preparar el plato favorito de la familia; pizza casera, todo un plan perfecto para que su hijo se alegrará de alguna forma.

Esta estaba bastante llena pero el chico no estaba de ánimos como para esperar que la fila avanzará, dejó los productos en un canasto a su costado y se entretuvo con el celular unos minutos, hasta que fue su turno.

La cajera, un poco mayor de edad por cierto, pasó cada uno de los productos por la caja registradora, cuando ya hubo pagado le sonrio abiertamente.

Al principio el chico no entendió, pero luego la mujer dejó una caja de chicles en su mano y le guiñó un ojo, Philza continuaba pensando que la mujer estaba intentando coquetearle y no sabía como sentirse al respecto, ¿era una buena forma de olvidar a Ava involucrarse con una mujer que incluso podría ser su abuela?

La mujer al ver la reacción del chico, le señaló uno de los pasillos vacíos, desde su lugar podía escuchar un sonido peculiar que se le hacía conocido; el de la bomba de mascar al ser explotada.

―Ese joven dejó esto para ti― le dijo, observándolo con ternura.

Missa estaba demasiado ocupado tratando de decidirse por una caja de chicles, pero simplemente no podia, era tanto el amor que sentía hacia esas golosinas, que prácticamente se habian convertido en su alimento diario, a pesar de que Philza al principio no soportaba el olor de este, poco a poco comenzaba a acostumbrarse debido a que siempre terminaba encontrándose de una u otra forma con el chico de sonrisa bonita.

Algunos clientes que estaban esperando detrás de Philza comenzaron a protestar, ya que, el chico estaba embobado mirando el tierno puchero de Missa al no poder decidirse por una simple cajita de goma de mascar, se disculpo y le pidió a la mujer que le diera las gracias por el, las pocas energías con las que contaba no lo dejaban hacerlo personalmente.

Al salir de la tienda sonrió ampliamente, esta vez si que le había acertado, el durazno era su fruta favorita pero no pensaba precisamente en degustar la caja de chicles completa, si no que definitivamente debía agregarla a la colección.

Estaba agradecido con el amante de los chicles, era el único que había logrado sacarle una sonrisa sincera en estos últimos días.

Bubble Gum || Deathduo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora