nueve ⑇ mango

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En aquel parque, la pareja se encontraba compartiendo risas y uno que otro beso.

Missa enserió luchaba con todas sus fuerzas, el simplemente quería hacer que Philza comiera un chicle semi ácido pero este era tan necio como siempre y se negaba.

―No, no y no lo comeré, el mango es asqueroso, Missa― dijo Philza haciendo una graciosa mueca.

―¿Sabes? yo tontamente compre dos cajas de chicle sabor mango pensando que te gustarían― murmuró Missa, asomando su labio inferior haciendo que este temblará falsamente y señalando con la mirada las cajas que se encontraban en su mochila.

Philza lo observó fijamente y luego suspiró.

Missa había ganado nuevamente.

―Está bien, si vomito será tu culpa― replicó antes de quitar la goma de mascar de su envoltura e introducirla a su boca.

Missa lo miraba expectante y ansioso, casi imaginándose lo que sucedería como en otras ocasiones, estaba esperando el momento exacto en que Philza le escupiera el chicle directo a su cara.

Y tal como lo pensó, pasó.

―Woah, no espera, ¡ugh! que asco― trato de parecer indignado limpiando su mejilla reiteradas veces para quitar los rastros de saliva que habían quedado en ella.

―¡Oye! Déjame recordarte que fuiste tú quien dejó un chicle a medio mascar en mi mano para no olvidarte― aseguró, frunciendo el ceño.

―Y no lo hiciste― dijo, dejando un pequeño beso en su mejilla.

―Pff, sería imposible olvidar a un chiclemaniaco― contestó burlonamente, aspirando el aroma frutal que Missa desprendía.

Un carraspeo hizo que se separaran de inmediato, frente a ellos se encontraba Ava con una expresión de enojo e indignación, sin pronunciar palabra alguna, lanzó un peluche con forma de unicornio al regazo de Philza y se alejo dando grandes zancadas.

Missa inmediatamente tomó emocionado el pequeño unicornio y comenzó a jugar con el, mientras Philza seguía sumergido en su mente y pensamientos, cuando de pronto soltó un sonoro suspiro haciendo que su atolondrado novio saltará en su lugar.

―Miss, siento ganas de vomitar― manifestó después de un rato, sacando su lengua teñida de amarillo.

―Hum, ¿por masticar el chicle o por ver a Ava?― preguntó comprensivamente.

―Creo que por ambas― respondió, sin pensarlo Missa soltó una carcajada.

―¿Puedo quedármelo?― preguntó, mirando de manera caprichosa al unicornio, realmente quería tenerlo con el y Philza lo notó.

Aunque, ¿quién querría un objeto de la ex novia de su novio? Si, exactamente, solo Missa, el bello chico adicto a la goma de mascar.

―Como quieras, aunque tengo un regalo para ti, se que te encantará― dijo guiñandole un ojo.

―Demonios ¡quiero verlo!― exclamo emocionado.

―Pronto sabrás que es― lo tranquilizo, abrazándolo por la espalda, besando así su mejilla.

Bubble Gum || Deathduo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora