ocho ⑇ uva

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Una tranquila tarde, el timbre sono repetidas veces, Philza se apresuro a soltar el control remoto y correr hacia la puerta para saber quien osaba interrumpir su precioso momento de ocio.

Al abrir y observar hacia todos lados, su ceño se frunció, dio unos cuantos pasos hacia adelante para asegurarse de que la persona que hasta hace unos momentos estaba allí, se hubiera marchado o quizás escondida en los arbustos.

Pero nada.

Su pie izquierdo tocó un duro envoltorio y al alzarlo, sonrio notando que la misteriosa visita había sido de Missa, ya no quedaba rastro de una tableta impecable de chicle de uva, ahora está comprimida y un poco sucia por haberla pisado.

La recorrió entre sus dedos, dispuesto a guardar el objeto en la cajita que había construido para los obsequios del hermoso chico con una adicción extraña; el y su característico aroma a chicle cada vez se hacia más imposible de olvidar.

Alzó su vista y, como en algún momento lo había pensado, la silueta de Missa estaba a un costado de los verdes arbustos, sonriendole y con su pulgar en alto.

Philza lo saludo y de su bolsillo saco un chicle de durazno que, posteriormente, metió en su boca, a lo que Missa corrió rápidamente para besarlo y mezclar ambas gomas de mascar.

En otro momento eso le habría parecido bastante asqueroso a Philza, pero ahora, le encantaba.

Bubble Gum || Deathduo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora