Mi abuela murió a la edad de ochenta y cuatro años. Se quedó dormida viendo su telenovela favorita y después ya no despertó. Lucien lloró tanto que no pudo ir al funeral, tenía el rostro lastimado por culpa de sus lágrimas congeladas. No podía parar de llorar, por mucho que le doliera y sangrara. Hubo en un punto en que sus lágrimas de hielo no lo lastimaron más, solo no dejaban que cicatrizara la herida. Fue terrorífico mirarle el rostro con tantas cortadas. Lucien se puso la máscara de conejo en lo que sanaba. Lo animé, queriéndome animar a mí también en el proceso. Constantemente, a modo de animarlo, y a mí, le dije que ya estaba con mi abuelito, juntos de nuevo, amándose. Era muy difícil. Uno de mis pilares más importantes me fue arrebatado por la muerte. Sabía que sucedería en algún día, más cuando veía a mi abuelita perder los dientes y no le daba importancia, o cuando a veces olvidaba qué día era y dónde estaba su difunto hijo. La luz de mi abuela cada día se apagaba más. Sin embargo, no dejó de ser ella misma y feliz hasta el último momento. Salvó a mi hermana y a mí de ser unos huérfanos desamparados.
Lloramos juntos, como niños perdidos, no nos despegamos uno del otro.
Ante la muerte, la desconfianza que le tenía a Lucien se esfumó. Lo necesitaba, más que nunca, y si era mi enemigo, y el de la humanidad, lo querría igual. Lucien se llevaba tan bien con mi abuela, no dudaba del cariño que le tenía. Siempre se mostró interesado en el pasado de mi abuela, como en sus pasatiempos. Solía verlo junto con ella, haciéndole preguntas, trenzándole el cabello, comprando y dándole su pan favorito, preparándole el café como a ella le gustaba, con mucha azúcar, y veían juntos las telenovelas favoritas de ella.
No asistió mucha gente al funeral, la mayoría de sus conocidos se habían adelantado en el camino de la muerte. Estaba el señor de la tienda, mi hermana, su feo y viejo novio, el notario y yo. Lucien se quedó en el ático, escondiendo lo mucho que lloró. Me hubiera gustado que estuviera a mi lado, animándome, tomando mi mano y dándome fuerzas. No obstante, fue lo mejor, me quebraba más fácil ante él. Con Lucien era débil, podía ser yo y demostrarle todo lo que sentía.
Ese día estuvo grisáceo y lloviznando, era como si el cielo compartiera mi sentir. Las campanas de los templos se escuchaban lejanas y no podía prestar atención a nada que no fuera el féretro de mi abuela. La enterraron donde estaba mi papá, sus hijos y su amado esposo. La tumba tenía varios niveles bajo tierra, en cada nivel, se encontraba un familiar, excepto por mi madre. Mi hermana solo esparció las cenizas por encima.
El abogado le dio el pésame a mi hermana y le informó que mi abuela dejó todas sus adquisiciones a nombre de ella y mío. La casa en donde vivía, por ley, me pertenecía la mitad. No me hacía sentir mejor eso. Hubiera dado todo por revivir a mi abuela y volver a tenerla a mi lado. Quería escucharla hablar de su época más feliz, de las novelas que veía, que me siguiera enseñando a bailar como lo hacía mi abuelo de joven con ella y comer lo que solo ella sabía cocinar, con una sazón de abuela amorosa.
No asimilaba del todo su muerte, sentía que en cualquier momento ella se sentaría en su parte favorita del sillón y encendería el televisor. En su lugar, quedó el tejido incompleto que hacía. Su presencia seguía en la casa, flotando en todas partes. Donde mirara, había algo de mi abuela y un recuerdo de ella. Me contenía a mí mismo, evitando pensar en que jamás la volvería a ver, eso me hacía llorar y que el corazón me doliera con tanta tristeza liberándose a través de mis ojos.
También, me preocupaba cómo los demás afrontarían su muerte. Me hacía el fuerte pensando que ella estaba en un lugar mejor, con sus seres amados. Cuando la recordaba, aunque fuera algo feliz, me sentía tan triste, y a la vez, dichoso por haber logrado convivir con ella y tener recuerdos tan hermosos juntos. Me propuse hacerla vivir en los buenos recuerdos que hicimos juntos, aunque fueran dolorosos por no poder volverse a replicar en el futuro.

ESTÁS LEYENDO
Tu mentira desde el universo (Completa)
خيال (فانتازيا)Cayó del cielo una estrella y tomó forma de lo primero que vio: un chico curioso. Se hace llamar Lucien Meimuna y finge ser un humano más del pueblo. Alexandre intenta reunir pruebas para demostrar que Lucien es una especie de extraterrestre. Sin em...