Capítulo 5

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-Pero dime ¿Lo has captado?

-¿La broma que le hiciste a Kickin? Si, por supuesto -responde Dogday de inmediato.

-¿Broma? -Catnap cambia hacia una expresión de incredulidad, la misma que uno muestra cuando alguien hace una pregunta muy estúpida. Dogday no se tomó nada bien ese gesto, creyendo que el chico solo estaba fingiendo falsa inocencia para hacerlo enojar, lo cual, por supuesto que hizo, pero decidió no demostrarlo, forzando a sus labios a estirarse para mostrar una sonrisa agradable.

-Catnap, no tenemos que pasar por esto, solo necesitamos tu número para organizar mejor la presentación -aunque quiso sonar amable, Dogday siempre ha sido igual de transparente que un cristal, tanto que sus cuerdas vocales, sin querer, vibraciones ligeramente agresivas, emitiendo una voz agridulce.

-Tú... No eres bueno en inglés -afirma Catnap levantando una ceja, y sonriendo de forma soberbia.

-¿A qué viene eso?

-Es una suposición -levanta los hombros y deshace su mueca, dejando ver cierta decepción.

Una vez más, Dogday piensa que Catnap es una persona extraña.

-Pues, eso no tiene nada que ver con tu número.

-No, pero pareces muy interesado por tener mi número luego de mirarme con tanto desprecio ayer.

-Yo no... -mira hacia su izquierda-. No te he mirado de ninguna forma en particular.

-Se te da muy mal mentir perrito.

-Realmente esto no tiene nada que ver con lo que busco.

-No, pero me hirió mucho la forma en la que me miraste ayer -usando un tono cínico, burlesco que hervía la sangre de Dogday hasta el punto de enrojecer su rostro. A su parecer, Catnap no tenía derecho de quedarse de esas cosas.

-Tú te interpusiste en mi camino.

-No, no hablo de eso, ¿Qué tal si hacemos un trato? Si tú te disculpas por eso, yo te doy mi número.

Dogday lo miro indignado de inmediato, no podía creer lo que estaba escuchando. La idea le parecía tan absurda que sus puños se abrazaron a sí mismos, frustrados.

-¿Estás bromeando? -pregunta casi de inmediato, algo más alterado.

-No, quiero escucharte decir lo siento ahora mismo.

El orgullo no es una palabra que suelas se suele utilizar para describir a Dogday, sin embargo, en ese momento, este salió a flote, con el fin de protegerlo de ser pisoteado. Así que dio un paso atrás, a punto de retirarse, rendido, pero justo en ese instante, un golpeteo en sus ideas lo freno. A él siempre se le ha dicho que, sin importar la circunstancia, nunca debía de obrar mal. Reconoce que las miradas de odio no son bienvenidas para nadie, sin embargo, creía que Catnap se las merecía y a cada segundo que pasaba a su lado, estaba más seguro de eso. Aun así, comprendió que, si no se disculpaba, las cosas se podrían complicar en un futuro, y eso no era nada bueno para el proyecto que debían de armar.

Odiaba las disculpas falsas, pero realmente sentía que no tenía opción.

-Bien -sus ojos, una vez más, se dirigen a un ningún punto en especial de su lado izquierdo-, si es lo que necesitas lo-Catnap pone su dedo índice justo en frente de sus labios, casi rosándolos.

-Así no, de rodillas.

Algo se quiebra.

-Tú me empujaste, me arañaste, te interpusiste en mi camino, me llamaste raro y luego te burlaste de mi amigo ¿¡Y piensas que te voy a pedir disculpas!? ¿Acaso crees que eres el rey del mundo? Eres un tonto, ¡Eres tu quien debería pedir disculpas! -se acerca agresivamente al felino, señalándolo con el dedo índice a su pecho

Misterio en la Bandeja de Entrada [Catnap x Dogday]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora