Misterio

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Emmerich llegó a su despacho, todo el camino estuvo pensando en Alejandro, solicitó los vídeos de la noche anterior en el antro.
Su hermana lo recibió de manera afectiva, ella era todo lo que quería, lo más importante en su vida y no dejaría que nadie le hiciera daño.
Elke había quedado huérfana muy pequeña, Emmerich tuvo que hacerse cargo del negocio con tan solo 18 años, a sus 33 años no tenía familia, si bien no llevaba una vida célibe, no había alguien que le hiciera sentir algo más allá que atracción.

- Emm ¿Cómo te fue?

- Bien, tendremos una reunión esta noche, firmaremos un contrato

- Entonces debo prepararme

Emmerich sonrió, aún la veía como una niña, pese a que ya tenía 20 años, Elke se apresuró a ir a su habitación y comenzó a buscar algún vestido para verse hermosa esa noche.
Emmerich por su parte se reunió con su asistente.

- ¿Encontraste lo que solicité?

- Señor, me duele que desconfíe de miz tiene un expediente completo sobre Alejandro Becker en su escritorio

- ¿Alguna vez has sentido que conoces a alguien, pero ese alguien no te recuerda? - preguntó a su asistente

- No, señor

Emmerich enseguida comenzó a hojear el expediente, había algunas fotos de Alejandro, desde pequeño, pero en efecto, solo eran de él y su familia, no había nadie más. Emmerich comenzó a leer la información personal de Alejandro, era soltero, se encontraba en sus 20's, con una licenciatura en administración de empresas y próximamente se especializaría en comercio internacional, asistía a terapia cada semana, además de practicar deportes, se le relacionaba con algunas mujeres, pero ningún noviazgo confirmado. 

Aun así, algo no cuadraba dentro de ese expediente, el Alejandro que estaba seguro había conocido aquella noche en el antro era más corpulento, más alto y con facciones menos finas, además de que no se había sentido tan atraído como aquella mañana. Ahí había algo y él descubriría aquel misterio. 

- Pide las grabaciones del antro de anoche por favor - ordenó a la asistente 

- Como usted diga señor, se las tengo en unos minutos 

La asistente salió del despacho de Emmerich. Éste por su parte siguió revisando aquel expediente, no pasó mucho tiempo para que la asistente regresara con las grabaciones del antro, enseguida se las mostró. 

- ¿Por qué tanto interés en este socio? - preguntó la asistente 

- Porque no me gusta que me mientan o jueguen con mi cabeza, además sabes que me gusta tener el control en todos mis asuntos 

Las grabaciones de aquella noche confirmaron sus sospechas, el hombre con quién había estado no era Alejandro. 

- Investiga a qué hospital llevaron a este hombre 

- Como usted diga señor 

El celular de Emmerich sonó, en la pantalla aparecía el nombre de su mujer, sonrió al instante, ella era la única mujer que había en sus ojos, la que lo conocía desde hacía diez años, ella era símbolo de seguridad para él, ella llegó en un momento oportuno. Emmerich tenía 23 cuando la conoció y la hizo su novia, ella a sus 26 años no buscaba nada serio, sin embargo, su relación ya había durado 10 años. 

- Hola amor - contestó él 

- Emm, te extraño ¿Nos vemos esta noche? abrieron un nuevo restaurante y quiero ir 

- Como tu digas Nat, sabes que haría todo por ti 

- Vale, pasas a las 8 por mi 

Colgó el teléfono, aun se encontraba en su ensoñación cuando entró de nuevo su asistente.

- El hospital Universitario de Heidelberg 

- ¿Perdón?

- El hospital a dónde llevaron a Alejandro 

- Ah, iré a visitarlo 

Isabella se encontraba haciendo sus rondas, ese solo era el inicio de tres días sin dormir, sin embargo, sus preocupaciones habían aumentado, no dejaba de pensar en su hermano, en su familia, en su carrera. ¿Y si Alejandro no despertaba? ella no podría hacerse pasar por él toda la vida.  

Sus pensamientos fueron interrumpidos por un alboroto en el recibidor del hospital, Karla se acercó a ella.

- Acaba de llegar un dios griego - dijo emocionada 

Isabella se asomó, palideció al ver de quién se trataba. 

- No lo dejen pasar a terapia intensiva- ordenó enseguida 

- ¿Lo conoces? 

- Viene por Alejandro - respondió 

- ¿Es un mafioso? - preguntó Karla asustada 

- No, hay cosas que no te he contado, lo haré cuando sea prudente, ahora si me disculpas debo irme, no puede verme 

Dicho eso, siguió a la sala de residentes, la preocupación se apoderó de ella, pero igualmente no era su culpa, aunque tampoco creyó que buscaría a Alejandro. 

Emmerich fue directo a la recepción, las mujeres lo veían, era algo común en su vivir, sin embargo, eso no era importante para él. 

- Quiero ver al paciente Alejandro Becker 

- Lo siento, no tenemos a ningún paciente que se llame así - respondió la enfermera 

- Debe ser un error, aquí ingresó anoche 

- Lo rectificaré en el sistema - la enfermera buscó el nombre, pero no aparecía en la base de datos - Efectivamente señor, no aparece ningún nombre así en sistema 

- Bien, gracias, tal vez me dieron mal la información

- Lo siento - respondió 

La enfermera no comprendía nada de lo que estaba pasando, horas antes un hombre mayor había venido a cambiar la identidad del hombre que la noche anterior había ingresado y ahora un hombre había preguntado por él.

Karla se acercó a la enfermera. 

- ¿Te preguntó por el paciente de la 530? 

- Sí y en la mañana vino un hombre a cambiar su identidad 

Karla no comprendía lo que pasaba, pero era un hecho que Isabella si lo sabía. Karla fue en busca de Isabella, ella se encontraba realizando los seguimientos de sus pacientes. 

- Tú y yo tenemos que hablar 

- No es el momento Karla, de verdad que no 

- ¿El doctor Müller fue capaz de abandonar a su hijo? 

- No, en realidad yo no soy hija de mi padre, como creí todos estos años, pero está bien, me salvé de algo peor 

Karla se quedó callada, miró a Isabella, tal vez debía abstenerse de preguntar más, después de todo, su amiga se veía realmente mal. 

Ella o ÉlDonde viven las historias. Descúbrelo ahora