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2  M E S E S   D E S P U É S

Caminaba de un lado a otro inquieta en su habitación, dando una que otra mirada nerviosa a la puerta, mordiéndose las uñas con pánico, no queriendo oír la voz de aquella persona provenir de abajo. Sabía que hoy vendría, maldición, odiaba cuando la visitaba siempre que ella estaba en el punto mas feliz de su vida, odiaba eso con toda su alma. Nunca estuvo cuando lo necesitó, la dejó como cualquier cosa apenas nació, ni siquiera se molestaba en llamarla o siquiera mandarle una carta por sus cumpleaños, nada.

— ¡¡LLAMENLA AHORA!! —el grito de abajo la hizo saltar, abrazarse con miedo y pegarse al rincón del lugar, al lado de su armario. La puerta se abrió y de ahí entró Remy, agitado y corriendo hasta ella para abrazarla, susurrándole que todo estaría bien, que estuviera tranquila y que él la acompañaría para bajar.

— N-No creo que pueda, no hoy, s-se suponía que iba a llevar a Holly al centro comercial, R-Roge y yo planeábamos salir con ella, una salida entre las tr-tres... —el corazón de su pareja se encogía por el temblor de su voz, le dolía verla así por la presencia de ese hombre. Un hombre al que insultó muchas veces en privado y al que aborrecía con cada fibra de su ser, aquel que lamentablemente era su suegro— N-No me vayas a dejar sola... —Remy le sonrió con pesar, negandole antes de sostener sus enguantadas manos y besar los nudillos de ambas.

La miró con decisión y seguridad, aguantando las ganas de besar sus labios, agarrarla de sus mejillas y pegarla a él, poco le importaba que ella absorbiera algo de su vitalidad o energía, pero sabía que eso haría que Kate se pusiera peor de lo que ya está.

—  Mon amour, no sabes cuanto me duele verte así, pero sabes que sus visitas son así, inoportunas, pero tranquila ¿Sí?, además me tendrás contigo, no voy a dejarte por nada en el mundo, así que..

Otro grito de su progenitor interrumpió las palabras del de iris rojo.

— ¡¡Kate, baja ahora mismo o voy a matar a tus amigos estos!! —tanto ella y Remy corrieron hasta donde él al oír a sus amigos quejarse de dolor. Lo que no esperaban ver, es que sus amigos estuvieran atados a una silla, pegados al techo, y viéndolos descender a cada uno hacia diferentes peceras, cada una llena de animales e insectos, en una con pirañas, en otra con tarántulas, en otra con excremento de búfalo y más. Lucifer al ver llegar a su hija sonrió con alegría. Chasqueó los dedos haciendo desaparecer todo lo que estaba pasando. Logan ahora se encontraba en el sofá con una expresión atónita, igual que Morph, Jean, Anna, Scott y Holly, los otros tal parece habían salido— ¡Mi bastarda favorita! —corrió a abrazarla mientras ella se quedó tiesa por su repentino contacto. Lo miró con algo de incomodidad y pidió con la mirada ayuda a Gambito para que lo apartara, pero apenas él puso su mano en el hombro de el rey del infierno, este mismo le habló con una demoníaca y fría voz sin voltear a verlo— sҽթɑ́ɾɑʍҽ ժҽ ҽƖƖɑ ყ ᴊմɾօ qմҽ եҽ ϲօɾեօ ҽsօ qմҽ եҽ ϲմҽƖցɑ ҽղեɾҽ եմs թíҽɾղɑs —Remy se apartó asustado, miró con vergüenza a su chica y le susurró una disculpa que solo ella pudiera oír.

Apartó a su padre con temblor en sus manos, se abrazó a si misma y le habló tragándose su cólera y miedo.

— ¿Ahora a qué viniste? ¿Qué necesitas..? —le cuestionó viéndolo pasearse por la sala de star, mientras Scott tomaba la mano de Jean y la alejaba de él, Logan y Morph también se levantaron del sofá, no querían tener que estar cerca del hombre que estaba a punto de torturarlos con sus miedos. Anna tomó a Holly de la mano y la alejó también, llevándola cerca a la chimenea. Lucifer se detuvo al frente de una pintura, la pintura de Charles Xavier, sosteniendo entre sus brazos a una niña de 3 años. Sonrió con pesar viendo la imagen de esa pequeña criatura. Pero al voltear a ver a todos los demás sonrió como siempre, altanero y desinteresado.

— ¿Qué? ¿Acaso un padre no puede venir a visitar a su hija solo porque si? —ladeó su cabeza antes de caminar decidido hasta ella, sin importarle las miradas de desprecio que los demás le estaban dando, pero sobretodo ignorando con burla la mirada de asco y odio que le daba Gambito. Al verlo fruncir el ceño le hizo recordar a un perro callejero que hace siglos vió en uno de sus muchos viajes al plano terrenal—. Bueno, ya que me miran con tanta curiosidad —empezó a hablar con sarcasmo—, solo vine a decirte que tienes que acompañar justo ahora hasta —miró el reloj (muy costoso) de su muñeca y frunció leve el ceño— el medio día —le sonrió con arrogancia llevando sus manos a la espalda—. Ya sabes para qué.

Oh, porsupuesto que sabía. Siempre iba para usar sus poderes demoníacos para arrebatar la vida de pecadores que yacen en el infierno como si fuera un paraíso. Para ella ese poder siempre era una maldición, mientras mas vidas arrancaba allá abajo, mas fácil sería el absorber la vitalidad de los del plano terrenal. Odiaba eso, no quería tener que matar a gente que ya estaba pagando sus crímenes en la tierra con torturas en el reino de su progenitor. Pero tenía qué, siempre él venía para eso después de todo. Solo para eso.

Lucifer aburrido chasqueó sus dedos haciendo aparecer un portal en la chimenea, ocasionando que Anna y Holly se apartaran de golpe. Miró expectante a su hija mientras retrocedía con seguridad hacia el portal.

— Tik' Tak mi niña —decía dando golpecitos a su reloj con su dedo—, ¿Vienes o tendré que arrastrarte como aquella vez? —Kate tembló al recordar eso. Fue la primera y última vez que le decía que no al gobernante del infierno. Ver a sus amigos muertos a su alrededor, siendo ella la causante, estando cubierta de sangre y sosteniendo entre sus manos la cabeza de Remy... Fue traumático. A pesar de que eso fue una ilusión, sabía que era lo que les iba a hacer aquel hombre, él era un demonio después de todo. No cualquiera, el famoso ángel caído.

— Iré —antes de que siquiera el de iris rojo pudiera decir algo, la de mechones blancos le ganó. Anna habló yendo a ponerse al lado de Kate, poniendo una mano en su hombro y mirando con molestia al maldito rubio frente a ellas.

— Yo la acompañaré —su amiga la miró asombrada por lo que dijo, pero rápidamente no tardó en tomar sus manos y verla asustada negandole la cabeza—, no me mires así, sabes que haría lo que fuera por ti —extrañamente esas últimas palabras que le soltó, fueron con un tono algo apegado. Gambito sintió una rara punzada en su pecho, como si hubiera visto algo que no debía, pero no sabía qué. Entre los demás veían a Roge con admiración por su valor, excepto Morph, quien se dió cuenta de la mirada que ella le daba a la de mechas rosadas.

— Ni hablar, Anna, el infierno es un lugar peligroso para una mortal ordinaria, imagina que sería para una mutante.. —un jalón de su brazo la interrumpió. Lucifer sostenía a ambas chicas y las empujó de golpe al portal. Sonrió cuando su hija soltó un lindo insulto antes de atrevesarlo por completo—: ¡Maldito hijo de...!

Gambito iba a ir tras su chica pero solo bastó un chasquido del gobernante para hacer aparecer una pared de helado cristalina. Del otro lado Lucifer les guiñó un ojo a todos antes de pasar a través del portal.

Morph no iba a negar que ese hombre era un desgraciado y mal padre, pero joder, era un ardiente y malditamente atractivo ser. Pero sus pensamientos se esfumaron al oír gruñir a Logan, lo miró con cariño y burla al verlo sacar sus garras para comenzar a arañar la pared de helado.

— Carajo —soltó el de garras llevándose a la boca lo que había sacado—, podrá ser un desgraciado infeliz el rey del infierno, pero he de admitir que sabe escoger sabores —raspó más sin importarle las pequeñas risas de sus compañeros/familia.

Almenos alguien hizo aligerar el ambiente. A todos menos a Remy, quien miraba a la chimenea con irritación, él iba a ofrecerse para ir con Kate, ¿Por qué de pronto Anna salió al rescate de la situación? ¡Él debía ser su caballero de brillante armadura! No ella...

Detuvo sus pensamientos al darse cuenta de algo. Algo que sintió había pasado desapercibido por mucho tiempo. Recordó las veces que él había regresado a la mansión y veía a ambas chicas reír, recordó las veces que ambas salían de forma discreta de los demás cuando hablaban de asistir a ciertos eventos benéficos y se iban a bailar al jardín, sin motivo alguno, solo salían a bailar...

Sus guantes... ¡Anna se fue con Kate sin sus guantes!

Lo sabía, todos lo sabían, hasta él, pero recién se había dado cuenta de ese detalle. Siempre que las veía juntas ninguna llevaba sus guantes porque... Ellas sí podían tocarse.

𝐌𝐨𝐧 𝐜𝐨𝐞𝐮𝐫. .  • Gambito •Donde viven las historias. Descúbrelo ahora