El dolor, es una herida fuerte y tenebrosa, lo es aún, si no se logra verlo.
𝐘𝐮𝐢 𝐊𝐨𝐦𝐨𝐫𝐢, una joven que esta destina a tener un compañero eterno por toda su inmortal vida. Además que su destino se volverá confuso y que tendría que tomar dec...
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— Castillo Makai -Mundo humano —:
𝙿𝚊𝚜𝚒𝚕𝚕𝚘:
Ante el llamado de aquella sirvienta personal, Yui salió de su alcoba y bajo aquella gradas con cuidado hasta llegar a un pasillo largo.
El vestido que llevaba puesto era uno carmesí chillante, la falda aquel vestido era largo y le dificultaba un poco en andar pero no le importaba ya que tenía experiencia, incluso con las zapatillas, su estilo era uno con la mangas largas. Era el vestido perfecto para cubrir el embarazo no dicho.
Su embarazo no empeoraba, era algo mejorable y doloroso, pero todo lo resistiría con apoyo y persistencia. Era la primera vez que sentía un dolor amigable y repetitivo, era una censacion que no quería que se apague.
Yui Komori. Yui de Sakamaki perdía todos sus pensamientos en el hijo que llevaba en su vientre, y en él padre de aquella criatura, Karl-Heinz. Ambos se apoyaban mutuamente en el crio que ya nacería en 6 meses después. El embarazo de Yui alegraba a ese Rey de los vampiros, y también alegraba Yui, ese bebé creciera de poco a poco. Nunca rechazaría aquel hijo suyo, por sentimientos de culpa.
Seiji Komori, había implantado en la cabeza de Yui, valores importantes de un embarazo y como era aquella situación, y el amor que debe tener en aquella criatura. Sin dudas alguna, Seiji ya cometeria el primer pecado que se hizo en aquella mente, cuando hablo del el amor entre personas opuestas (hombre y mujer) cuando Yui solo era una niña de 12 años.
Pero nunca sucedió.
Yui, caminaba lento en aquel piso con cuidado, las ventanas de montón que estaban frente a ella era algo luminoso y podría distinguir lo que era afuera, el bosque nuevamente había recobrado su vida, y era hermoso.
—Yui...
Ella al escuchar el hablar de una persona, volteo, solo para ver la nada y dar frente nuevamente, fue algo raro pero su alerta interna era agobiante y sabia que algo emocionante iba a pasar. Su rostro al dar la vista de aquel ventanal y seguir distraída con aquel bosque, no se pudo, solo chocó con aquel ser que estaba parado frente a ella.
—...
[ . . . ]
Ayato Sakamaki, quien estaba dianvulando en todo lugar, solo para encontrar un gran tesoro perdido. Estar an aquel lugar que una vez fue su hogar, era algo molesto para él, puesto al estar en un lugar que es la mansión de la Esposa de su padre. Yui de Sakamaki. Era su lugar trágico.
«¡Maldición!» Ayato.
Tanto le disgustaba en estar en aquel sitio, que solo podía lamentarse de lo que pasó en el pasado, era tan injusto dejarla a la suerte de sus hermanos. Ahora solo podía ver a aquella mujer que le llamó "Amor" con otro hombre que era su detestable padre.
