❝ Lo que empezó como un castigo para bosco, termino en un bonito romance con cierto chico de cabello rizado.❞
Quizá Pedro Pablo era lo que le faltaba a bosco, por más que el chico haya puesto barreras a su alrededor él fue el único en derrumbarlos...
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Bosco retiro sus audífonos y los guardo en su cajita, para más tarde guardarlos en el bolso de su pantalón y siguió pronto a Pedro Pablo, una vez afuera el rizado se encargo de dejar bien cerrada la vivienda en lo que volvía su abuela o alguien más, sabía que todos tenían llave de la casa así que no había problema de dejar todo cerrado con llave.
Una vez con todo cerrado tomo la caja con sus pinturas, latas de grafitti, sus tan preciados gises, sus pinceles y demás materiales para sus murales, la mayoría que había en ese barrio fueron pintados por él, algo que el villa de cortes se dio cuenta, pues justo vio uno que pepa había hecho para su familia.
— Este, lo hiciste tú también? – le pregunto, al ver lo bonito que era y su significado.
— Si, se lo hice a mi tía paz y a mí primita desaparecida. – contó pepa con una pequeña sonrisa llena de nostalgia. – mi tía y toda la familia la hemos buscado por años, solo espero que podamos encontrarla para que mi tía pueda ser feliz completamente como tanto lo merece.
El alto se sintió mal por la roble, había y ha estado tan enojado con la vida que no se había dado cuenta que personas que lo rodean también sufren por cosas, como paz que no tenía a su hija y siempre le había tratado mal por ser de clase baja, si perder a su madre se había sentido mal no se quería imaginar el dolor de paz, que no sabía si encontraría a su hija con vida o no.
— Te.. quedo muy lindo. – fue lo único que pudo decir, no era muy bueno con las palabras y además sentía que no estaba en su derecho de opinar algo, no eran tan cercanos ni siquiera amigos.
— Gracias, vale mucho viniendo de ti. – dijo el rizado con una sonrisa, una tan bonita que hizo sentir al villa de cortes en calidez. – ahora sígueme, está a dos cuadras de aquí el nuevo que estoy trabajando que habla sobre la violencia y tratar de que gente lo vea, para que pare un poco al menos aquí en el barrio.
— Bien, voy detrás de ti. – bosco hizo una seña, haciendo que el otro siguiera caminando aunque el rizado le jalo de la mano, sorprendiendo al más alto.
— Ve a mi lado, nadie te va hacer nada. – le dijo, tratando de darle confianza pues la manera en la que bosco se sentía tan indefenso le causaba algo de ternura, no es como que se lo fueran a comer.
El de lentes no dijo nada, pero iba al paso del otro y vio como varias señoras lo saludaron a medida que pasaban, pero aunque el camino no era para nada largo a bosco se le hizo eterno, pues seguía sintiéndose con nervios aunque al estar con Pedro Pablo se sentía con un poco de seguridad, ya que conocía muy bien ese barrio.
Al llegar pudo ver un poco del mural en el que estaba trabajando, ya tenía un poco del boceto establecido en la pared pintada de beige, pronto el rizado dejo sus materiales en una jaba que había cerca y las dejo ahí, abriendo un estuche con unos lápices sacando uno de ellos y miro al alto, por lo que del mismo lugar que saco una jaba de madera saco otra y la señalo.
