the secret

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El rizado estaba queriendo despertar al sentir algo de luz calar en sus ojos, pese a que había cortinas no eran muy gruesas para evitar luego la luz del sol al amanecer, era sábado así que en sus planes no estaba el despertar tan temprano aunque s...

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El rizado estaba queriendo despertar al sentir algo de luz calar en sus ojos, pese a que había cortinas no eran muy gruesas para evitar luego la luz del sol al amanecer, era sábado así que en sus planes no estaba el despertar tan temprano aunque seguramente su familia lo despertaría para ayudar con el desayuno o algo así, con una de sus manos tallo uno de sus ojos y es entonces cunado se dio cuenta de algo, un peso en su estómago por lo al abrir sus ojos bien se dio cuenta que no estaba en su cama y que ese peso era debido a la mano de bosco que lo estaba abrazando.

Pronto sintió sus mejillas calientes por lo que con cuidado, quitó la mano de bosco para poder levantarse, cosa que no fue fácil ya que aún estando dormido ponía resistencia, pero cuando por fin pudo salir de la cama salió casi corriendo del cuarto directo al baño que para su suerte estaba libre, se tiró agua fría a la cara y se miró en el espejo.

¿En qué momento?

Suspiro y cerro sus ojos, su mente cansada vagaba en los recuerdos de la noche anterior y entonces encontró su respuesta, nuevamente bosco había tenido pesadillas ofreciéndole dormir con él para que no tuviera miedo, lo cual le hacía sentir avergonzado, ahora no sabía con qué cara vería al mayor cuando despertara.

Sin pensarlo demasiado, decidió proceder con su rutina mañanera por lo que no tardo en meterse a la ducha y más tarde salió secando sus cabellos con una toalla, pudo ver a su abuela picar unas cosas para el desayuno, luego a su madre y tía ayudarle también por lo que poco después se unió a ellas.

Más tarde cuando el desayuno estaba listo vio a bosco aparecer en el comedor con los cabellos desordenados.

— Buenos días a todos. – saludo algo adormilado.

Pepa le sonrió saludándole también y toda la familia le siguió.

— Anda a lavarte las manos muchacho. – dijo doña Lupita. – serviremos pronto y todos deben estar en la mesa.

— ya vuelvo. – dijo, antes de darse media vuelta para dirigirse al baño a lavar su rostro y sus manos.

Al inicio el villa de cortes era muy cuidadoso en todo, ahora parecía ser un poco más suelto con todos, ya no se preocupaba demasiado por verse presentable desde la mañana, cosa que a veces hacia sonreír al joven rizado que siempre se sentaba a su lado y lo molestaba un poquito sobre sus cabellos algo alocados.

A los minutos ya la mesa estaba llena de los roble junto al villa de cortes, solo faltaba Salomón pero no lo verían hasta la hora del almuerzo debido a su chamba, el desayuno fue agradable para todos quienes contaban sus anécdotas de la semana entre otros temas agradables, el alto también contó un poco sobre lo que había aprendido al estar conviviendo con ellos y en como pepa lo había ayudado bastante con todo.

Para suerte del rizado, bosco parecía no recordar que había dormido en su cama, por lo que actuó normal dejándolo pasar, ya que si seguía pensando en eso, estaría intranquilo todo el día y la verdad no es que fuera un tema que tuviera mucha importancia por lo que siguió normal.











aprendí a quererte  𑁍 bospa Donde viven las historias. Descúbrelo ahora