El Imperio Romano Occidental se encontraba en auge. Su economía iba mejorando, sus reservas de granos aumentaban y la profesionalidad de sus tropas era muy reconocida. A pesar de los duros golpes del siglo pasado, parecía que estos años por venir iban a resultar favorables para el imperio. Mientras tanto, la parte oriental sufría de una nueva guerra contra los persas sasánidas, y la aparición de los salvajes búlgaros que atacaban constantemente la provincia de Tracia. El emperador Rómulo Augusto observaba esta situación atentamente, pero no realizaba movimientos para socorrer a la parte oriental del imperio. A diferencia de su padre, que buscaba unidad y una estrecha relación con Constantinopla, él pensaba que los recursos de Roma debían destinarse únicamente para la protección de Roma. Rómulo se dedicaría a estudiar sobre como su imperio se había vuelto grande, y centraría toda su atención en que aquella gloria volviese por completo. Su hermano Remo se encargaría del ámbito militar y el adiestramiento de las legiones comitatenses, incluyendo multiples reformas en el arsenal y el equipamiento. Estas legiones adoptarían elementos de sus antecesores y mantendrían otros ya presentes. Al mismo tiempo se le daría más importancia a la caballería tras lo aprendido de sus combates con los hunos, por lo que adoptarían los estribos para darles más estabilidad a los jinetes. Todo esto era un plan a futuro: la invasión completa del Reino Alamán de Gibuld.
El rey germánico se había asegurado de apaciguar mediante la conquista a los francos rebeldes que quedaban en sus zonas cercanas, y su reino se veía en calma tras tantas guerras. A pesar de su espíritu guerrero, él sabía que un conflicto abierto con Roma no le sería conveniente. Por lo tanto, y para estrechar lazos diplomáticos con la Ciudad Eterna, el viejo rey decidiría aceptar el bautismo católico y abandonar la herejía arriana. Esta medida la había tomado tras ser convencido por su esposa, Clotilde, quien era fiel seguidora de la doctrina católica. Gibuld enviaría mensajeros a Roma para notificar de su conversión y pedir que le fuesen enviados obispos para esparcir la palabra. Así mismo, también enviaría a construir iglesias. Tal como Mayoriano había logrado reunir a los pueblos dentro de las fronteras romanas, Gibuld intentaría lo mismo con los remanentes de pueblos germánicos por fuera de los limes imperiales. El rey germánico y el emperador romano sabían que eso era solo una estratema para ganar tiempo, el cual ambos necesitaban para preparase contra el otro. Esto provocaría cierta inestabilidad en el reino alamán, debido a que el grueso de la población continuaría con sus creencias politeístas paganas. A pesar de eso, Gibuld no perseguiría a sus hombres ni los forzaría a la conversión. El rey alamán también debería enfrentar algunas incursiones sajonas en el norte de su reino, ya que estos ejercían presión tras haber sido repelidos de Britania por los romanos. A pesar de numerosas dificultades, el Reino Alamán seria un ejemplo de un reino germánico medianamente exitoso y estable gracias al gobierno de su rey. Los restos de otras tribus como los ostrogodos, los gépidos, hérulos, borgoñones y francos se irían integrando rápidamente por el temor de una anexión romana completa. Otras tribus como los visigodos o los suevos ya no contarían con esa posibilidad al haber estado muy alejados de territorios germánicos.
Rómulo, aprovechando la paz, seguiría reconstruyendo la ciudad de Roma para que tuviese el mismo resplandor que en el pasado. Se buscaría abrir nuevas escuelas de filosofía, al igual que templos paganos e iglesias cristianas por la península itálica. Se volverían a crear bustos y estatuas del emperador, las cuales poco a poco irían recuperando la calidad de las antiguas estatuas romanas. Las murallas aurelianas, construidas por el emperador Aureliano entre los años 271 a 275 d.C, comenzarían a ser fortalecidas y reconstruidas en las zonas dañadas. Rómulo se inspiraría en las murallas teodosianas de Constantinopla, pues sabía que ninguna protección estaba de más para defender Roma. Otra de sus decisiones seria reabrir la Casta del Pretorio en la Ciudad Eterna, buscando recrear una nueva guardia pretoriana que sirviera principalmente para la protección de las murallas. El emperador occidental buscaría reforzar las fronteras de Roma e Italia, con visión de reforzar las demás fronteras a futuro.
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¿Y si Mayoriano salvaba la Roma Occidental?
Fiksi SejarahUn pequeño ejercicio de teorías e hipótesis donde intentaremos que el Imperio Romano no caiga y ver hasta donde podría llegar.