El año 551 de Nuestro Señor comenzaría con un noble general de linaje romano-visigodo siendo nombrado gobernador de Hispania por la lealtad que demostró hacia Claudio en las diferentes guerras. Las tribus germánicas en la provincia conquistada continuaban mostrando resistencia a integrarse completamente, provocando rebeliones ocasionales y pequeñas que Adriano, hijo y heredero del emperador, lograba sofocar sin mucho esfuerzo.
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Adriano como gobernador de Germanía y príncipe de los alamanes.
Ya en estos años, la salud de Germánico se iba deteriorando por una vida llena de batallas y heridas mal curadas. En el año 557, la tribu de los avaros llegaría al norte de Cáucaso y se establecería entre el Mar Negro y el Mar Caspio, enviando embajadores al Imperio Romano Oriental. Esto los llevó a habitar cada vez más cerca del territorio controlado por los lombardos, quienes comenzaban a prepararse para emigrar a Italia.
Ascenso de Adriano II El Bárbaro
El año 558 seria marcado como el año en que, tras un largo tiempo de complicaciones de salud, el emperador Claudio Germánico Mayoriano partiría a mejor vida. Su hijo, Adriano, seria alzado como nuevo emperador bajo el nombre de Adriano II. Adriano no solo heredaría el titulo de emperador romano sino también el de rey de los alamanes. Justiniano no enviaría condolencia por su par occidental, pero Belisario si presentaría su respeto y enviaría una carta al nuevo emperador. Adriano pondría más énfasis en la romanización material de Germania, pero no en la cultural. La construcción de infraestructura como caminos, hospitales y templos seria una prioridad, pero no buscaría imponer completamente la forma de vida romana. Entre los templos construidos, incluiría tanto iglesias cristianas como templos a los dioses romanos y el primer templo para los dioses germánicos. Mandaría a redactar libros para organizar y preservar los mitos de estas tierras, haciendo sus debidas comparaciones con los mitos romanos y griegos.
El año siguiente, los kutrigures y los hunos unidos bajo el liderazgo de Zabergan cruzarían el congelado río Danubio e invadirían los Balcanes de los romanos orientales. Debido a lo desoldado que se encontraba dicha zona, Zabergan no tardaría en llegar hasta las murallas de Constantinopla.
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