4. Una joven amante

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Rosé llegó a la oficina, llevaba un mes realizando sus prácticas en el despacho, aunque había amado coquetear con Lisa e incluso aun continuaba sintiendo atraída por la castaña, no la iba a acosar, era una mujer casada y tenía que enfocarse en lo que quería, terminar la especialidad y sabía que sería una exitosa abogada.

-Señorita Park.-Saludó Lisa, la rubia sintió que sonreiría como boba, pero como no hacerlo si Lisa era completamente su tipo.

-Buen día abogada Manobal.-Respondió la rubia.

-Venga a mi despacho, tenemos varios casos que revisar.-Dijo la castaña, la joven asintió y se apresuró a ir a la oficina de Lisa.
Cuando Rosé cerró la puerta no pudo evitar ver cómo los ojos de Lisa se veían un color café chocolate bajo la luz del sol y el color de su piel, un bronceado perfecto y el cabellos con sus perfectos ondulados desordenados, esa mujer era hermosa, se recordó a sí misma que era una mujer casada, que tenía dos hijos, y que ella no sería la que destruiría una familia.
-¿Todo bien Park?-Pregunto Lisa al verla parada en el marco de la puerta, sujetando las carpetas tan fuerte que los dedos se le veían blancos, la rubia asintió y corrió para sentarse frente a Lisa.

-Si, abogada Manobal.-Respondió Rosé, Lisa la vio un momento, y luego habló.

-Venga aquí, usaremos el mismo computador.-Aviso Lisa con calma, Rosé asintió y comenzaron a trabajar, ni siquiera se dieron cuenta cuando la oscuridad había llegado y los empleados ya no estaban, hasta que las tripas de Rosé reclamaron cínicamente por alimento avergonzando a la rubia, Lisa se sorprendió al ver a su alrededor, todo solo, ellas aún trabajando, y el estómago de Rosé, aunque actúo no haber escuchado, las mejillas ruborizadas de Rosé le decían que si había escuchado bien.
-Disculpe señorita Park no había a
visto la hora que es.-Dijo Lisa guardando las cosas.

-No se preocupe abogada, aún tenemos mucho por hacer.- Rosé hablo con naturalidad, que incluso Lisa pensó que la rubia podría trabajar unas horas más sin parar.

-Continuemos el Lunes, por ahora, acompáñeme a cenar, le he quitado mucho tiempo y es lo mínimo que puedo hacer.-Rosé asintió, y ambas salieron del despacho, la rubia provenía de una familia acomodada, incluso con el divorcio que atravesaban sus padres, su economía no se veía mermada, pero aún así se sorprendió al ver el lujoso restaurante.

-Entonces abogada, Manobal.-Dijo Rosé tras beber de su copa, ambas ya habían tomado algunas copas del vino más costoso y ya reían de varias cosas "graciosas"

-Dime, Lisa, es decir, llámame Lisa.-Dijo la castaña con una sonrisa ya algo ebria.

-¿Como están los niños? ¿que pasó con la escuela?-Pregunto Rosé genuinamente interesada por los pequeños, Lisa bebió su copa y se encogió de hombros.

-Después de avisarle al director que procedería con la demanda, y los motivos, me pidió que no cambiara a los chicos de la escuela, decidió cambiar al bullying del grupo, y ya no tendría tolerancia al acoso escolar.-Explicó Lisa sonriendo.
-Todos los días me aseguró que ningún otro chico los moleste, ni que otros niños molesten a sus compañeros.-Contó Lisa con orgullo, recibiendo una sonrisa de la rubia.
-Han preguntado por ti.-Reconoció Lisa algo discreta, e intentando minimizar la situación, Rosé sonrió emocionada al enterarse de eso.

-Que bien Lisa, espero verlos pronto, y ojalá que ese seudo director no vuelva a permitir ni a pasar por alto el acoso escolar.

-Iran el Lunes a la oficina conmigo, Jisoo se irá unos días, y los gemelos salen de vacaciones.-Rosé noto el tono decepcionado en la voz de la abogada.

-¿Enserio? ¿no irán de vacaciones juntos?-Rosé pregunto bebiendo su copa, sentía un rayo de esperanza al final del túnel, luego se regañó por pensar eso, ¿Que le hacía pensar que tendría oportunidad con la castaña?

-Jisoo y yo, nos casamos cuando éramos muy jóvenes, todo parecía divertido, y fácil, y cuando creímos que era momento del divorcio, no lo hicimos porque Jisoo estaba embarazada y no teníamos idea de que podríamos divorciarnos y ser buenas madres, no teníamos experiencia, los hijos, nosotras no hemos cogido desde que.-Lisa por un momento de claridad se dio cuenta que estaba hablando de más, pero no podía parar de desnudar su alma, ella no tenía amigos, no tenía a nadie a quien platicarle esos temas, ni con quien desahogarse.
-Desde que concebimos a los gemelos.-la rubia hizo cuentas, los niños tenían casi seis, más los 9 meses de gestación ¿Casi seis años sin coger? ¿Acaso aún le funcionaban sus bolas? Pensó Rosé pero no hizo ningún gesto, ni expresión, solo asintió.
Lisa tomó su cartera cuando la mesera llegó.

-¿Todo bien por este lado?-Pregunto la joven.

-Si, todo perfecto, estamos listas.-Aviso Lisa entregando la black card.
Las chicas salieron cuando la cuenta fue pagada, ninguna noto que estaban algo pasadas de copas hasta que no recordaron en que auto iban.

-Vivo por aquí cercas, podríamos llegar caminando, ninguna esta en disposición de manejar.-Rosé propuso apenada, pero era lo más responsable.

-Si, creo que, tiene razón, pero ¿no tiene compañeros de habitación a los que incomode?

-No, vivo sola, mi padre me compro un departamento más cercas de la universidad.-Explico Rosé y Lisa sonrío, parecía una niña emocionada.
Ambas caminaron hablando temas al azar, pero extrañamente para ambas, aún con la diferencia edad de cinco años, que Lisa fuese una abogada que ejercía, y que tenía hijos, se entendían muy bien.
Cuando llegaron al departamento una Lisa tímida se dejó caer es el sofá.
-¿Quieres algo de beber?-Pregunto Rosé y Lisa negó.
La rubia se sentó a lado de la castaña, no se imaginó lo que haría la abogada a continuación.
Lisa tomó a Rosé de cuello y la acercó a sus labios, parecía hambrienta, incluso Lisa se asustó un poco de la desesperación con la que tomó a la rubia, no se imaginó que Rosé rápidamente se adaptaría a su hambre y desespero, en un momento la lucha por dominar se había vuelto casi infernal, Rosé se sentó en el regazo de Lisa, una pierna en cada extremo de la castaña, sus intimidades rozaban que con ansias intentaban acercarse cada vez más, ambas comenzaron a desnudarse, ninguna quería tiempo para pensar en lo que hacían, y si estaban o no bien.

Infieles (chaelisa) gip Donde viven las historias. Descúbrelo ahora