Epílogo

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Cinco años después.

Leo y Luca ahora tenían diez años, eran unos niños idénticos por fuera, Luca ahora necesitaba lentes, su tiempo libre se la pasaba leyendo, y amaba estar en la biblioteca con Rosé que trabajaba en sus casos, la rubia estaba retomando su vida laboral, tenia ahora cuatro años de casada con Lisa, y una pequeña niña de dos años a la que llamaron Ella, Luca que parecía haber nacido para el deporte amaba correr por todo el jardín con Ella intentando alcanzarlo, Luca por su lado amaba leerle libros a la pequeña, como lo hacía Rosé con ellos cuando eran pequeños y tenían problemas para dormir.

-Hola amor.-Saludó Lisa a Rosé que dio un pequeño salto cuando la castaña se acercó a ella, cuando la rubia trabajaba, no escuchaba nada más, sobretodo cuando estaba  en la biblioteca, por lo general  con Luca en la chimenea disfrutando un libro.

-Hola cariño.-Rosé se elevó un poco para besar los labios de su esposa, Lisa camino para besar la cabeza de su distraído hijo, que no escuchaba nada cuando se adentraba en un libro al igual que Rosé y sonrió al ver la misma reacción que había tenido la rubia cuando se aproximó a ella.

-¿Y Leo y Ella?-Pregunto Lisa.

-Afuera.-Respondieron al unísono continuando en sus respectivos asuntos, aunque los gemelos ahora eran más tranquilos, ni Lisa ni Rosé se arriesgaban a que hicieran una travesura, ademas de que tenían a Ella, era una bebe que tenía que ser supervisada todo el tiempo, aunque Leo y Luca amaban pasar tiempo con ella, no dejaban de ser niños queriendo jugar.

Lisa salió y sonrió al ver la imagen, Leo tranquilamente meciéndose en la hamaca tomando el sol, mientras Ella dormía en su pecho, el castaño lanzaba unas pelotas mientras Love, un hermoso golden retriever que corría tras ella y regresaba para que Leo la volviera a lanzar.

-Hola amor.-Dijo Lisa besando la cabeza de su hijo.

-Hola ma.-El castaño casi susurro para no despertar a su hermana.

-La llevaré a su cuna.-Lisa intentó tomar a su pequeña que gruño tras perder el contacto con su hermano.

-Déjala, estamos cómodos.-Dijo Leo lanzando la pelota que Love le había devuelto, Lisa alzó las manos en señal de rendición.

-Tu mandas jefe, iré a ver qué hay de cenar, por cierto, Jisoo llamo, irán el fin de semana con ella y Jenn, a la boda de una de tus tías.-Aviso Lisa, Leo puso los ojos en blanco y Lisa casi huyo sabiendo que su hijo no replicaría con Ella dormida.
Lisa entró a su hogar donde ya la inundaba un olor a carne, Rosé caminaba hablando y riendo con Luca y luego beso su cabeza.

-¿Señoras Manobal, están listas para comer?-Pregunto la cocinera, había sido contratada cuando Rosé se mudó a la casa y necesitaban comer después de trabajar.

-Si, porfavor.-Casi rogó la matriarca de la familia, Rosé sonrió al ver a Lisa desesperada, y salió al jardín a buscar a Leo y a Ella, sonrió aún más al ver a sus hijos tomando el sol, balanceándose con Love feliz jugando tras la puerta.

-Vamos a cenar amor.

-Mami, Ella está dormida no hables fuerte.-Rosé beso la cabeza de su hijo y lo ayudo a ponerse en pie, sabía que cuando Ella dormía se aferraba a sus hermanos, era casi imposible lograr separarlos.
La niñera casi corrió para acurrucar a la pequeña.

-La llevaré a dormir a su cuna.

-Gracias Min.-Después de todo habían logrado convencer a la niñera de no renunciar y ya tenía cinco años con la familia.
Rosé, Lisa, Leo y Luca se reunían como cada noche a la mesa, platicaban su día y reían por las travesuras de Leo y sonreían orgullosas de lo inteligente que era Leo, como cada noche, la familia compartía su día, Rosé sonreía al ver a su amante, a pesar de estar casadas, seguían sintiéndose como desde la primera vez que ebrias tuvieron intimidad.

Infieles (chaelisa) gip Donde viven las historias. Descúbrelo ahora