2. Coqueteo

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Lisa estaba segura que la mujer no quería el divorcio, pero le interesaba más la rubia que la acompañaba, le interesó tanto que olvidó que estaba casada.

-¿Entonces sería todo?-Pregunto Clare.

-Si, sería todo.-Respondió Lisa.

-Una cosa más.-Dijo la señora Clare y Lisa asintió en señal de prestar atención.
-Rosé es abogada, pero se está especializando en derecho de lo familiar, necesita hacer sus prácticas.-Lisa asintió, sabía lo que seguía.

-Claro, puedo recomendarla con mi compañera de pasantías.

-En realidad me gustaría estar en este despacho, es decir, es abogada de lo familiar ¿no?.-Respondió Rosé, Lisa se sintió acorralada, pero asintió, ¿que podría pasar?

-Envíame tus horarios, para ofrecerte las horarios de las pasantías, y los sueldos aquí, son prácticamente para los gastos de venir al despacho.-Lisa no supo el porque pero parecía querer desalentarla.

-Por supuesto, tengo automóvil y mi padre se encarga de la gasolina.-Respondió Rosé.

-Entonces, envíalos a este número, es el número de mi asistente y este es mi número personal.-Lisa entregó dos tarjetas y Rosé asintió, extendió su mano y rozó sus dedos casi acariciando los de Lisa cuando lo hizo.

-Gracias, abogada Manobal.-Dijo Rosé con una sonrisa.

-Nos vemos pronto.-Lisa actuó como una adulta, cuando su mente estaba actuando como el de una adolescente, vio salir a la rubia y a su madre, la chica era alta, delgada, y con unas facciones hermosas, la castaña volvió a concentrarse cuando escuchó su móvil sonar.

-Dime Jisoo.-Lisa respondio seca y casi fastidiada.

-Lisa, tienes que ir a la escuela, Leo se metió en otro problema.

-¿Leo? ¿Que pudo haber hecho? Solo tiene cinco, ¿coloreo fuera de la línea?-Gruño Lisa molesta.

-Lisa, es tu hijo, tenemos que ir.-Jisoo no le dio oportunidad a la rubia de debatir cuando terminó la llamada.
Lisa salió de su despacho, esa frase de tenemos, era seguro que solo era un "tienes que ir porque yo no puedo", se sorprendió de ver en el estacionamiento a la rubia, sola sin su madre, daba vueltas en círculos, parecía leon enjaulado, la castaña intentó seguirse de largo, pero no pudo.

-¿Todo bien señorita Park?-Rosé casi dio un salto del susto que le provocó, había visto con furia a la castaña, hasta que la reconoció y su semblante se relajó.

-Si, señora Manobal.-Respondió Rosé con una sonrisa casi relajada.

-¿Que hace aquí entonces?-Pregunto Lisa.

-He discutido con mi madre y me negué a entrar al auto con ella.-Dijo fastidia.

-¿Quiere que la lleve?-Lisa conocía la dirección de la rubia y sabía que estaba de camino a la escuela de sus gemelos.

-Claro, pero iré a la universidad, no a mi casa.-Respondió Rosé.

-Esta bien, la puedo llevar pero tendré que hacer una parada previa.-Rosé asintió emocionada y camino tras la castaña, no se sorprendió de la lujosa Suburban, pero se sorprendió del desorden que había ahí, parecía que tenía diez niños.

-Oh, tienes hijos.-Dijo Rosé, Lisa frunció el ceño, ¿le molestaba que tuviera hijos?

-Pues si, tengo 31 y un par de gemelos de cinco años.-Respondió Lisa a la defensiva mientras subía al auto.
-De hecho esa será la primera parada que haré.

-Siempre supe que sería madrastra.-Respondió Rosé con una sonrisa, Lisa no hizo ningún gesto pero se sorprendió de la respuesta, estaba acostumbrada a mantener un rostro inexpresivo por su trabajo.
Lisa no supo en que momento, pero mantuvieron una plática animada, mientras reían, la castaña tenía años sin ser así, de hecho, por un momento dudo que en algún momento se sintiera así con alguien, la rubia reía y reposaba su mano en la pierna de Lisa de manera
discreta fingiendo un ataque de risa y Lisa lo disfruto.

Infieles (chaelisa) gip Donde viven las historias. Descúbrelo ahora