𝐈𝐬𝐚𝐠𝐢

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Isagi

Berlín ―Septiembre 14 °C


Se sentó en la banca frente a su casillero y suspiró echando su cuello hacia atrás, aquel día había sido un fuerte entrenamiento de resistencia y se sentía matado físicamente. Se quitó sus micro audífonos interpretadores y los dejó dentro de su cajita en su mochila, pudiendo perderse vagamente en lo que sus compañeros de equipo hablaban entre ellos en el cuarto de vestuarios. Se sentía un poco apartado cuando no los entendía del todo a la mayoría, era como estar en su burbuja.

Se dirigió a las duchas y se tomó su respectivo tiempo en esta.

Luego de salir y cambiarse tomó su celular y de manera casi automática entró al chat de Bachira, sonriendo al instante cuando vio un par de audios junto a unas fotos aleatorias de lo que parecía ser una tienda de helados.

Aquel hábito de ver su chat lo dejaba algo anonadado, sumergiéndolo en pensamientos inciertos con respecto a la presencia intangible de Bachira en su vida; como si no debiera escribirle o llamarle, como si fuera malo el solo hecho de pensar en él. Un revoltijo que se hacía costumbre empezó a acecharlo; debía ignorarlo, sin embargo, era difícil a la hora de los hechos como siempre.

Era como si cada que quisiera evitar saber la razón por la cual Bachira siempre lo hacía sentir extraño, la vida le ponía al mismísimo Bachira en frente con una sonrisa amplia viéndole con esos hipnóticos ojos dorados. Y no podía evitar sentirse misteriosamente atraído ante ello, pero era como si el hecho de pensar e intentar no pensar en él se mezclase, logrando solo confundirlo más.

El universo estaba conspirando contra suya, estaba seguro, o al menos su cerebro le hacía la jugarreta de su vida.

Como en ese mismo momento, que se encontraba viendo con una sonrisa las fotos de Bachira las cuales eran un carrusel del momento exacto en cómo comía un helado. No podía creerlo, otra vez el cálido pulsar en su pecho ―pero se ve lindo, tierno― pensó como excusa.

Era inevitable, sobre todo el contradecirse.

― ¿Acaso ese no es el chico del Barcha contra quien jugamos? ―aquella pregunta había venido tan de la nada que Isagi escondió su celular dentro de su polera del susto, como si lo hubieran encontrado con las manos en la masa viendo algo ilegal.

Al voltear rápidamente lanzó un suspiro al notar que era su compañero Hiori quien solo le sonreía.

― Mierda, eres tú ―contestó bloqueando su celular y sacándolo de su escondite― ¿Sabes lo que es la privacidad? Me asustaste.

― ¿Tan feo soy? No es lo que me dicen. ―respondió con sarcasmo tomando asiento a su lado.

Isagi solo lo vio y maldijo para sus adentros al ver que le lanzaba esa miraba de sospechar algo.

Hiori era así, no diría nada, solo lo expresaría con su mirada todo lo que quisiera decir. No tuvo de otra, no pensaba arriesgarse a verse sospechoso con algo que no tenía nada de malo. No quería malentendidos si ni él estaba seguro de lo que pasaba.

―Dime. ―inquirió con algo de duda viendo como Hiori solo sonreía― ¿Quieres decirme algo?

―No me respondiste. ―canturreó algo animado. Isagi rodó los ojos.

―Sí, lo es. ―dijo desbloqueando su celular y mostrándole la pantalla.

No pudo evitar sonreír, y solo era una foto de Bachira con un poco de helado en su nariz.

―Oh, se ve divertido. ―murmuró Hiori viéndolo bien― ¿Cómo dices que se llama?

―Bachira Meguru. ―respondió ahora dejando su celular a un lado― Nos compartimos el contacto en la gala de esa vez en España y bueno, nos hicimos amigos.

Otra cosa que no entendió: el pequeño pinchazo ante su última palabra.

―Oh, con su nombre sí me suena ahora. ―respondió causando interés en Isagi― Es el japonés que fue admitido hace un año, se volvió bastante popular cuando ganaron la Champeons League por un gol suyo.

Esa información no la tenía y se maldijo débilmente por ello. Pero claro, por el mismo hecho de querer evitar el revoloteo en su pecho había evitado sin querer buscar información alguna de Bachira desde que se conocieron.

―No tenía idea.

―Sí, aunque eso es todo lo que sé.

Y era suficiente para que la intriga de lo consumiera. Sí, sabía que el Barcha había ganado la Champeons League pero no se había enterado de nada más debido a que justo en ese tiempo había ingresado al Bastard y se encontraba más concentrado que nunca para darse un lugar y demostrar quién era.

Había notado que Bachira era alguien extraordinario en el campo, pero ahora con este dato de saber que gracias a él ganaron la Champeons League lo hacían admirarlo más. De la nada una propuesta de un 1vs1 le vino a la mente.

―Oh, te llaman. ―la voz de Hiori junto al tono de llamada de su celular lo trajeron a la realidad.

―Y hablando del rey de Roma. ―murmuró con una sonrisa viendo el nombre de Bachira ocupar la pantalla. Se puso de pie, tomó sus cosas―Me voy yendo, nos vemos mañana. ―Se despidió con una sonrisa y Hiori igual.

Y justo antes de que sonara la última timbrada contestó.

― ¡Holi!

― ¿Por qué nunca me contaste que tú marcaste el último gol que les hizo ganar la Champeons League? ―preguntó al instante con una sonrisa que guardaba su tono de voz falsamente serio.

― ¿Eh? No soy de presumir mis logros, cariño.

―No, pero es algo genial y yo recién me acabo de enterar.

―Bueno, bueno ¿Hay algo más que quisieras saber de mi joven de ojitos lindos? ―canturreó. Isagi no dejaba de sonreír, le gustaba cuando Bachira jugaba a hablarle de esa forma coqueta. No pudo evitar sentir algo de nervios.

― ¿Hay algo más que no sé?

―Quizá, pero para eso tenemos toda la noche. Igual hay un par de cosas que quisiera saber de ti Yoichi Isagi.

Se detuvo, era la primera vez que decía su nombre completo, y aunque sea por otra conversación llena de juegos no le importaba.

―Lo que quieras saber, soy un libro abierto para ti.

― ¡Que honor!

Y se había acostumbrado a ello, a sus coqueteos esporádicos y a su forma jovial de hablar. Se habían soltado tanto las últimas semanas que sentía que podrían hablar por horas y horas sin aburrirse. Con juegos por aquí y conversaciones serias por allá, todo equilibrado de tal forma que era una de las razones por las cuales Isagi se encontraba en el limbo de sobre pensar en Bachira y lo que le causaba, o solo dejarse llevar y agradecer que lo tenía en su vida.

Otra vez, la cuestión de sentir o no esa corazonada de que las cosas pueden ir mal fueron opacadas por la alegre risa de Bachira al otro lado del altavoz de su celular.

Otra vez se dejó llevar.



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Pequeña parte :3 ¡Gracias por los comentarios!

Me medio olvidé publicarlo antes xd la universidad me tiene re distraída y mal :c espero les guste!

Besos y abrazos <3


(Limy Alaaya)

「Manos Atadas」(Isagi x Bachira) [Blue Lock]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora