「Manos Atadas」(Isagi x Bachira) [Blue Lock]

𝐁𝐚𝐜𝐡𝐢𝐫𝐚

Bachira 

BERLÍN ― Diciembre 0°C

Bachira despertó al sentir un rayo de sol colándose por las cortinas del dormitorio de Isagi. Era una mañana fría, pero bajo las mantas y junto al calor del cuerpo a su lado, apenas lo notaba. Sus ojos se detuvieron en el rostro dormido de Isagi, y los eventos de la noche anterior volvieron a su mente como una dulce melodía: ese me gustas susurrado en la oscuridad, el corazón latiendo tan fuerte que temía que todo el mundo lo escuchara, y la respuesta de Isagi que había hecho que el mundo se detuviera por un instante.

―Buenos días. ―susurró, observando cómo Isagi comenzaba a despertar.

―Mmh... buenos días. ―respondió Isagi con voz adormilada, sus ojos abriéndose lentamente― ¿Llevas mucho despierto?

―Lo suficiente para darme cuenta que esto no es un sueño.

Isagi sonrió, esa sonrisa que hacía que Bachira sintiera mariposas en el estómago.

― ¿Quieres desayunar? ―preguntó Isagi, incorporándose ligeramente.

―En realidad... ―Bachira se mordió el labio― ¿Podemos quedarnos así un rato más?

No necesitó decir más. Isagi volvió a acomodarse a su lado, esta vez más cerca, sus rostros a centímetros de distancia. El silencio entre ellos era cómodo, lleno de miradas y pequeñas sonrisas que decían más que las palabras.

Eventualmente, se levantaron. La rutina matutina en el departamento de Isagi tenía algo de surreal para Bachira. Ver su cepillo de dientes junto al de Isagi, usar su ducha, caminar por su cocina. Todo parecía tan doméstico, tan correcto.

Mientras Isagi preparaba café en la cocina, Bachira se sentó en el sofá de la sala, envuelto en uno de los sweaters que había "tomado prestado" del armario de Isagi. Sus pensamientos comenzando a derivar hacia territorios más complicados.

― ¿En qué piensas? ―la voz de Isagi lo sacó de sus reflexiones. Se había acercado con dos tazas humeantes, sentándose junto a él.

― En todo esto. En nosotros. ―respondió Bachira, aceptando la taza que le ofrecía― Es como si de repente todo fuera diferente, pero al mismo tiempo...

― ¿Al mismo tiempo? ―preguntó ante su pausa.

― Al mismo tiempo hay tantas cosas que considerar. ―Bachira fijó su mirada en el café, como si allí pudiera encontrar las palabras correctas― No es tan simple como despertar juntos y que todo esté resuelto.

Isagi dejó su taza en la mesa de centro, girándose para mirarlo directamente.

― ¿Qué es lo que te preocupa exactamente?

Bachira tomó aire. Era ahora o nunca.

―El mundo allá afuera. Todo lo que implica esto... nosotros. ―su voz se volvió más suave― No es solo que vivamos en países diferentes, es... todo lo demás.

―Los medios. Los fans. El fútbol. ―completó Isagi, entendiendo.

―Sí. ―Bachira dejó su taza junto a la de Isagi― No quiero que esto te lastime. Que nos lastime.

―Oye. ―Isagi tomó su mano― No tenemos que contarle al mundo ahora mismo. Podemos tomarnos nuestro tiempo.

― ¿No te molestaría? ―Bachira lo miró con cierta vulnerabilidad― ¿Mantenerlo en secreto?