Los días nunca han sido diferentes,
hasta la mañana de un veintitrés,
estos cielos y los muertos vivientes,
reunidos en cuestión de treintaitrés.Como el sueño que anhelamos,
aquel que nos hace errar,
nos borra con lo que amamos.Hoy los cielos nos son indiferentes,
en esta mañana del veintitrés,
cuando nuestras iras están presentes,
y todo nos empieza a ir al revés.Quiero poder regresar,
al lugar donde podamos,
echarnos a descansar.